Las relaciones amorosas son el tema preferido de Woody Allen para crear películas. El deseo de amar a otra mujer –a veces sin la consciencia del engaño, sino seducido por la atracción- lo pinta como algo excitante, cuando casi siempre termina por generar problemas y complicar las relaciones, desencadenando hechos irreparables donde
se impone la soledad.
Woody Allen es, ante todo, un escritor de observaciones reflexivas sobre el género humano que, así como deslumbran, provocan carcajadas. Entre el pensador ácido y el pesimista agradable, ha insertado la comedia en los dramas que reclaman una explicación sobre las acciones de los personajes. La risa y el asombro son uno mismo en el director neoyorkino que ha dedicado a buscar el por qué y cómo de lo que hacemos en nuestras relaciones amorosas.
A través de los dramas tragicómicos es donde más ha enriquecido su visión. “Trato de enfrentarme a mis propias limitaciones”, declaró en una entrevista sobre porqué dejó de hacer comedias al uso y buscó argumentos más serios.Woody Allen el Guionista tiene varios leitmotiv en sus obras: los triángulos amorosos y el asesinato (Manhattan, Hannah and her sisters, Crimes and Misdemeanors, Match Point e Irrational Man); la hostilidad hacia el mundo que desaparece al enamorarse de una mujer (Annie Hall, Anything Else y Whatever Works); y la contraposición del mundo real con la ficción (The purple rose of Cairo y Deconstructing Harry). En ocasiones, parecería que sus películas se repiten. Lo más curioso es que –pese a las similitudes- nunca llega a ser igual una y otra. Ya sea que complemente o regrese a un punto de la historia que no había tocado, lo que vemos es siempre diferente.Para seguir leyendo el artículo, hazte de El Culto Marginal