Revista Cultura y Ocio

El día que nació Lennon – @_soloB + @CosasDeGabri

Por De Krakens Y Sirenas @krakensysirenas
[ A cuatro manos con @CosasDeGabri ]

9 de Octubre 1940

Ha nacido una estrella. Es Libra, igual que tú: La justicia, el equilibrio, el principio complementario, los acuerdos, las relaciones, la belleza, la cultura artística, la armonía, el refinamiento, el otoño, la diplomacia forman parte de su carácter. Qué cosas, qué bonito todo y qué vida más corta.

Me llamo Marta, tengo 40 años y he muerto a la misma edad que Lennon sin ser ninguna estrella, sin grupo de música, sin Yoko Ono, sin éxito en mi vida, y sin 5 disparos a la entrada de mi casa que hagan dejar de latir mi corazón.

El mar decidió acompañarme desde el primer día hasta el último y se quedó a vivir en las tres primeras letras de mi nombre. Suena Imagine y me pierdo en la niebla de tu brazo, mientras nuestros pies apartan la grava del camino. La misma edad para siempre, escuchando juntos la canción que nos cambió la vida. Tan muertos de cerca y tan vivos de lejos.

He soñado todo lo imposible, ya no me queda nada; ya no nos queda nada. Nos tocamos bajo las mismas sábanas, pensamos en diferentes personas. Estamos muertos en un mar invadido de nostalgia, de lo que pudo ser y no fue, de promesas incumplidas, del burdel de nuestros cuerpos vendiendo nuestra alma al primer postor.

Déjalo, amor. Seamos felices en nuestras tumbas, en nuestros silencios ahogados, en nuestro dolor en el pecho de cada madrugada. Quedémonos a descansar en los besos de medianoche, en nuestros cuerpos unidos corriéndonos simultáneamente, en el café de la mañana en la cama.

Yo toco el mar cada vez que me ahogo,

tú vives en el desde que te conozco.

Tú eres brisa, yo fuego

tú calma, yo acantilado

tú pecado, yo tentación.

Yo me quedo a vivir en las letras de esa canción, tú poeta, márchate con tu puta contradicción.

Se puede morir de muchas maneras y nosotros elegimos que fuera de agotamiento, cavando nuestras tumbas en corazones de piedra, lo más lejos posible la una de la otra. Tengo las manos ensangrentadas de tanto golpear con rabia la roca para que no se escuche nunca más ninguna canción que hable de ti, de mí, de ellos, de ellas, de nosotros, de todo. Pero el sonido del mar es inmune al ruido que hacemos para olvidarnos. ¿Recuerdas el mar?. Porque yo recuerdo cada promesa que gritamos agitándonos bajo el agua y me niego a pensar que su brisa no dejara huella en tu cuerpo, porque yo tengo la piel llena de caminos por recorrer. No puedo creer que hayas cicatrizado tan rápido de la herida de sus olas, ni creer que tus pies ya no se hundan en la arena cada vez que me piensas.

Morir a la edad de Lennon y seguir respirando música cada día, qué contradicción. Como la de dormir cada noche pasando frío en la tumba de corazón roto, intentando creer que la muerte es real, física e irreversible. Todos nos hemos engañado alguna vez, creyéndonos muertos mientras nuestra capacidad de supervivencia se ríe a gritos del miedo.

No me hables más de contradicciones:

Es verdad que yo estoy hecho de agua,

pero recuerda que con sueños y mareas

y los restos de todos mis naufragios

te ofrecí un hogar en el que protegerte.

¡Basta! Me niego a martirizarme más. Me hago espuma, mar y viento. Tú ganas, yo muero en tu boca a los 40 años tras 7 meses de indiferencia y me hago silencio por ti. Pero recuerda: tú estás dentro, aunque me niegues en cada atardecer. La misma canción nos mata, escuchamos el mismo ruido, una bala calibre de 3 minutos 15 segundos y una muerte lenta de lo que creímos que nunca acabaría.

Me quedo soñando, imaginando que un día volveremos a encontrarnos bajo el mismo cielo.

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