Cuando en la entrada del 9 de noviembre de 2010 os mostré algunas de mis próximas lecturas, much@s de vosotr@s me comentabais que ya habíais leído "El frío modifica la trayectoria de los peces" y que os había resultado una lectura "deliciosa" en unos casos, "preciosa" en otros, siempre en términos positivos.... Y es por eso que ahora me da un poco de pena estar en desacuerdo. Pero esto de los gustos va así... Puede que mi valoración venga también derivada de este hecho; ya conocéis la frustración que pueden acarrear las expectativas, y las mías, creedme, eran muy altas respecto a esta lectura.
La historia ya la conocéis la mayoría... Nuestro protagonista es un niño de once que nos va contando su historia; son las navidades de 1998 en Quebec. Sus padres le comunican que se van a separar. El niño se siente minúsculo bajo un cielo al que le pide ayuda. Al mismo tiempo otro narrador omnisciente nos va presentando a los otros personajes que serán también protagonistas del cuento: Julie, stripper que vive sola, Boris Bogdanov, que está realizando una investigación con sus cuatro peces,
"Tú no escoges tu camino, los demás lo hacen por ti"Simon y Michel, que son pareja pero que todo el vecindario considera hermanos, Alex, amigo de nuestro protagonista, y su padre Alexis,... Todos viviendo sus vidas, hasta que del cielo baja una terrible tormenta de hielo y todo cambia.
Me pareció al principio un argumento con muchas posibilidades y que podía dar en un buen libro. Así, la presentación de la pareja homosexual me pareció delicada y con gusto y, desde luego, la investigación que Boris estaba llevando a cabo pensé que podría derivar en una interesante reflexión y metáfora sobre la trayectoria vital del ser humano. Pero ahí se acabó mi interés. Empezó la tormenta y mi entusiasmo se enfrió; cuanto más hielo caía más fría me sentía yo.
El autor pretendió, a mi entender, crear un segundo "Cuento de Navidad" pero ni el Quebec del siglo XX es el Londres victoriano, ni Pierre Szalowski es, desde luego, Charles Dickens. El libro tiene un planteamiento simplista, demasiado sensiblero y, ¿cómo decirlo?, sin nada detrás. Los sentimientos, los afectos, surgen de la nada, no hay evolución psicológica de los personajes, sino transformación, convirtiéndose en pura "ñoñería", y algunas situaciones rozan el ridículo.
Al final acabé de leerlo sin apenas motivación, sabiendo de antemano que nada iba a sorprenderme. Y así fue. Todo tan predecible...