Revista Gente

El lanzallamas: Natalia Verbeke

Publicado el 08 enero 2014 por Rubison

Estoy que la ira me corroe, me he ablandado con el nacimiento y posado de Sara Carbo con Martín. Sí, amigos, a veces tengo un corazoncito en el pecho, que late y que se pone moñas. Pero esto se ha terminado. Voy a hacerme la dura, como si tuviese frente a mí a UNESA, a la patronal de las eléctricas, que contenta me tienen. Y elijo la patronal porque así atizo a todas las empresas a la vez, como Ironía de Becario, les daba a todos unas buenas tobas.  ¡Con la energía no se juega!


Ayer comenzó una serie, muy locatis, por cierto: Bienvenidos al Lolita. Una serie de cabaret donde una de las protagonistas es Natalia Verbeke. Y creo que ya basta de que esta muchacha salga en la TV. ¿No se había hecho empresaria de bicis y posaba en paños menores? Lo de la serie va a durar lo que el canto de un grillo, un pisotón. Explicarle que es el vestir, a secas, a Natalia es como querer explicar a tu abuela de 90 años que en Google no salen sus amigas, esas que quizá estén muertas. O sea, que no, imposible, que misionera yo no he nacido. 


No da ni una. He tardado mucho en encontrar fotografías donde no salga en nalgas, muslo o pechuga. Me da igual lo sexy que digan sus fan que es. Me da lo mismo ¿Me oís? LO MISMO. Es como la prima hortera que siempre da la nota en las bodas de familia, a la que te dan ganas de meter avispas en el bolso para que la coman cuando va a retocarse al baño. ¿Pero a retocarse el que? Es la que grita, la que dice: "¡Qué se besen los padres de los padrinos!" ¿Pero por qué mierda se van a besar éstos? Es como si gritas que el maitre y el camarero de la barra libre se besen acaloradamente. La prima que se come toda la comida, platos incluidos, con esa boca se puede comer el bajoplato, como las mujeres suri. La prima de la tía Lucrecia, la que se pone palabra de honor para las bodas con los brazos como dos zambombas y posan con los novios en un fondo con una Gioconda falsa. 

EL LANZALLAMAS: Natalia Verbeke

Aquí Natalia tiene el pelo sucio y lo sabe. Nataly: o recogido o limpio. Los flequillos los debieron inventar tus antepasados y los de Helen Lindes, no hay más debate. Y las uñas son de chá chá chá y también lo sabe. Y siendo amiga o algo de Marta Sánchez para mí has terminado, no nos vamos a mandar mensajes de consejo nunca más. NUNCA. No me vuelvas a preguntar por Whatssap nada, más nada, porque no me haces ni caso. ¡Escopete!
EL LANZALLAMAS: Natalia Verbeke

El pelo lo lleva como si le hubieran dado un hachazo empujando con un buen cantazo lanzado desde la azotea del Lolita. Este vestido de papel de fumar apto para los disfraces de sirena no cuelan, llévalo al rodaje, te dejarán que te lo pongas para el frío. Tal como va vestida siempre me huelo la tostada. Es de las que siempre meten palabras en inglés en medio de una conversación en castellano antiguo. A esta gente les metía en un caldero lleno de pis de gato hirviendo. 
EL LANZALLAMAS: Natalia Verbeke

Para que entendáis a la prima a la que me refería os contaré un ejemplo vivído por una servidora. Un día fui a una Comunión y una de las invitadas, bastante allegada, incluso puede ser no una prima, sino una cuñada... Pensad lo que os digo: una cuñada. Satán y la IRA en una misma fiesta y dentro de una misma persona. Fue vestida con un traje de chaqueta naranja (bienvenidos a los 90) y todos pensamos "Uf, va decente, mal pero decente". Hasta que se agachó y tenía todo el pantalón rajado, le vimos todo el pepe moreno. Bueno, pues esa cara es que me sale siempre que veo a mi amiga la Verbeke. 


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