Los números de El lobo de Wall Street (2013) están siendo estratosféricos y más de un millón de personas se han acercado a las salas para su visionado. Además, todavía sigue ocupando los primeros puestos de la taquilla a pesar de las semanas que lleva en cartel. Es una de las favoritas para obtener la estatuilla al mejor actor. Por esa razón, aunque sea tarde, nos disponemos a analizar dicha producción.
Jordan Belfort es un bróker con una labia prodigiosa que, tras un pequeño fracaso, se convierte en un vendedor de humo, que se hace rico timando tanto a grandes como a pequeños inversores, llevando una vida de lujo y desenfreno, marcada por los excesos con las drogas y sus constantes locuras erótico-festivas.
La dirección ha corrido a cargo de Martin Scorsese que, después de la deliciosa La invención de Hugo, vuelve a narrar las bajezas del ser humano. La película es tremendamente larga más de 3 horas, reiterativa y demasiado gráfica. De todas formas, en ningún momento se hace pesada. Por otra parte, si lo que se narra en esta historia ocurrió tal y como se cuenta, es digno de ser relatado porque serviría para constatar que la realidad supera a la ficción.
El gran acierto de esta cinta es su reparto masculino, pues los personajes femeninos carecen de importancia en este relato. Nos encontramos con tres extraordinarios actores. Leonardo DiCaprio es un actor que recuerda a los más grandes de la época dorada de Hollywood y el sólo podría o sería capaz de atrapar al espectador por sus grandes dotes artísticas y todas sus interpretaciones deberían haber desembocado en Óscar. La actuación de Jonah Hill se encuentra a la misma altura. Por otro lado, la escena de la película es, sin duda, aquella en la que Mathew McConaughey le enseña el oficio al protagonista, puesto que nos parece delirante e inolvidable.
Esta producción refleja el lado más oscuro de las finanzas y como la ambición desmedida y sin escrúpulos puede llevar a la absoluta ruina personal. La ausencia de principios morales puede provocar que los individuos se pasen de la raya al no tener límites que frenen el instinto. La cinta, aunque no presenta sus contenidos de modo elegante, tenemos la impresión de que es crítica con el modo de vivir de estos delincuentes de guante blanco (Publicado en Diario Ya).