Título original: The Wolf of Wall Street
Año: 2013
Duración: 179 min.
País: Estados Unidos
Director: Martin Scorsese
Guión: Terence Winter (Libro: Jordan Belfort)
Música: Howard Shore
Fotografía: Rodrigo Prieto
Reparto: Leonardo DiCaprio, Jonah Hill, Margot Robbie, Kyle Chandler, Cristin Milioti, Rob Reiner, Matthew McConaughey, P. J. Byrne, Jon Bernthal, Jean Dujardin, Kenneth Choi, Henry Zebrowski, Joanna Lumley, Brian Sacca, Jon Favreau, Ethan Suplee, Spike Jonze, Katarina Cas, Barry Rothbart, Shea Whigham, Thomas Middleditch
Productora: Paramount Pictures / Red Granite Pictures / Appian Way
Jordan Belfort, un joven honrado que persigue el sueño americano, entra en la agencia de valores y aprende que lo más importante no es hacer ganar a sus clientes, sino ser ambicioso y ganar una buena comisión. Las tentaciones abundaban y el temor a la ley es irrelevante. Jordan y su manada de lobos consideran que la discreción es una cualidad anticuada; nunca se conforman con lo que tienen.
Después de algunos films tan espesos y aburridos como Infiltrados o Shutter Island -al menos para mí- y la elaborada, nostálgica y entretenida pero olvidable, La invención de Hugo, Martin Scorsese agarra el volante, pisa el freno y se detiene dando media vuelta para volver a subir la cuesta que tan famoso lo hizo, con obras como El color del dinero, El cabo del miedo o Taxi Driver.
El guión escrito por Terence Winter, guionista y productor de algunos capítulos de la serie Los Soprano, se basa en la biografía escrita por el propio Jordan Belfort. Con un estilo moderno, desenfrenado y próximo a las comedias convencionales, El lobo de Wall Street no olvida gozar de inteligencia propia y desmarcarse del humor más tópico y comedido, sus excesos visuales y verbales, bien le han valido una calificación.
El humor que le imprime Scorsese a la película es menos surrealista que al principio de su carrera, como en Jo, ¡qué noche! o El rey de la comedia, pero recupera la esencia de ambas. Las situaciones son tan peculiares y poco convencionales, que resulta difícil creer que pudieran llegar a suceder de semejante forma. Aunque, imagino que la historia ha podido ser adornada y tomarse ciertas licencias para hacerla más suculenta al público, algo bastante más probable en la película que en la novela. Con licencias o sin ellas, las risibles situaciones que filma Scorsese son tan perplejas que pueden ser tildadas de puras anécdotas.
Belfort, apodado como el lobo de Wall Street, al que desconozco como persona, y por tanto, el grado de veracidad de su comportamiento plasmado en el film. Es interpretado de forma brillante por Leonardo DiCaprio, que con cada nuevo papel se gana un poco más de mi simpatía, hace años lo detestaba. Su interpretación nos muestra un personaje excéntrico, delirante, absurdo y repleto de adicciones, que se mantiene rodeado de todos los excesos posibles; especialmente dinero, drogas y sexo. Una conjunción de elementos que desembocan en una maratón de situaciones tronchantes, en ocasiones, recordando al humor tan ácido que desprendía Miedo y asco en las Vegas de Terry Gilliam.
Como biopicture de Belfort, van a favor del personaje y retratan a éste como un héroe y mejor persona con los suyos, en lugar de un despiadado y maligno villano entre los clientes. Puesto que la película ha sido realizada íntegramente en clave de comedia, no se hace especial hincapié en la parte trágica de la misma, un montón de familias estafadas y llevadas a la ruina económica.
Sin embargo, Scorsese, a su manera y siempre desde un registro cómico nos muestra el lado oscuro del personaje, recalcando esa parte sin escrúpulos del mismo, un descontrolado mago de las finanzas que no hace reaparecer los dólares para sus clientes al final de la función. Dicho esto, la parte trágica se esconde bajo una manta, que como espectadores, si nos apetece, se nos permite tirar de ella para descubrir la parte más trágica de la historia. Aunque, reitero que no tiene toques dramáticos reales, en sus 180 minutos que pasan en un suspiro, todo momento es tratado bajo un registro cómico.
Interpretando a Alden Kupferberg, Chester Ming, Toby Welch y Nicky Koskoff, algunos de los pintorescos secuaces de Belfort, tenemos a Henry Zebrowski, Kenneth Choi (La Terminal) , Ethan Suplee (Me llamo Earl) o P.J Byrne (Destino final 5), respectivamente. Destacan sus sencillas pero dantescas y frikis caracterizaciones, como personajes no destacan en demasía, aunque tienen sus pequeños momentos a lo largo del film.
Si alguien destaca por ser la mano derecha de Belfort, interpretativa y argumentalmente, es un irreconocible Jonah Hill como Donnie Azoff, caracterizado de nerd de las finanzas. Hill complementa la genial interpretación de DiCaprio y, además, nos brinda algunos de los mejores momentos de la película, solo y con Belfort.
El actor está especializado en comedias como Supersalidos, Todo sobre mi desmadre o Juerga hasta el fin, comedias que suelo evitar, y probablemente, algunas estén graciosas. Pero no quiero freír mis neuronas más de lo estrictamente necesario. Incluso, tiene algún cameo como Noche en el museo 2 o Django Unchained como jinete encapuchado.
Margot Robbie interpreta a la esposa de Belfort, la guapa actriz caracterizada como mujer playmate, artificialmente perfecta a nivel físico y desequilibrada mentalmente cuando el lujo se desvanece, no ofrece mucho más allá de las propias exigencias de su personaje. Pero hay que reconocer que a pesar de ser un personaje simple y plano, está realmente bien ejecutado por la actriz.
La aparición de Matthew McConaughey es cuanto menos anecdótica, pero su personaje cautiva al espectador en sus escasos minutos de aparición. El resto de personajes secundarios merecerían una lista aparte para mencionar sus pequeños pero intensos momentos en el film, una contienda de personajes pintorescos que chocan entre sí.
La banda sonora se compone de multitud de temas y artistas diferentes, encajando todos los temas muy bien en cada escena. Algunos de ellos son Foo Fighters, Cypress Hill, Alcatraz o el compositor de Tropic Thunder, Theodore Shapiro, que ha compuesto tres temas diferentes, entre ellos el de la marca Straton Oakmont, la empresa fundada por Belfort.
Scorsese ha firmado y rubricado una comedia tópica pero rabiosa y tronchante, repleta de excesos y excentricidades en la que ha sabido plasmar una cruel y despiadada gestión de los brockers bursátiles.
Puntuación Publicado por Machete en jueves, agosto 07, 2014