Revista Ciencia

El Ojo de Sauron, medidor de distancias galácticas.

Publicado el 28 noviembre 2014 por Daniel Prieto González @100cerosblog
Investigadores de la Universidad de Southampton, dirigidos por el doctor Sebastian Hoenig, han descubierto un nuevo método para medir las distancias que separaran a la Tierra de numerosas galaxias. El punto clave de esta investigación ha sido la nebulosa Ojo de Sauron, cuyo nombre proviene de la trilogía del Señor de los Anillos, y se debe a su asombroso parecido con el personaje creado por J.R.R Tolkien. La nueva medición de galaxias supone la resolución a uno de los mayores problemas de la astronomía actual, y fue publicado por la prestigiosa revista científica americana Nature, ya que el descubrimiento se hizo en el Observatorio Keck de Hawaii.

El Ojo de Sauron, medidor de distancias galácticas.

El Ojo de Sauron.

El método es muy sencillo, bueno, sencillo para los astrónomos, ya que para mí y supongo que también para los lectores, es algo más complicado. Pero eso ya depende de los conocimientos matemáticos de cada uno. Es básico, los científicos miden el tamaño físico de las galaxias y también el angular. Las medidas tomadas hasta el día de hoy de la nebulosa NGC4151 (El Ojo de Sauron), le daban un tamaño comprendido entre los 4 y 29 megaparsec. Un megaparsec equivale a unos 3,26 millones de años luz, lo que supone unos 3000 trillones de kilómetros, vamos, mucha distancia. Y gracias a este nuevo método, se ha calculado que la distancia que nos separa de Sauron es de un total de 19 megaparsec, dentro del cálculo aproximado de los científicos.
La clave para averiguar la distancia, al igual que en la película, es el anillo. Hace un par de años, se descubrió que la mayoría de las galaxias tenían un agujero negro supermasivo como núcleo. Un ejemplo muy conocido es nuestro propio hogar, la Vía Láctea. Una décima parte de estos agujeros crecen dentro de las galaxias, absorbiendo los materiales que le rodean. Esta acción crea un efecto en el que se ve una zona de gran oscuridad, el agujero negro, y una zona de gran luminosidad, el material que está "alimentando" al núcleo galáctico. Esto provoca una fuerte emisión de rayos infrarrojos, que se pueden detectar gracias a telescopios terrestres y son los que se utilizan como regla para medir la distancia. Detectarlos es algo muy difícil, ya que en la medición también participa el tamaño aparente del agujero, pero como está muy lejos, medirlo es casi misión imposible. Pero el ingenio humano no tiene límite, y gracias a él se consiguió detectar y medir los rayos infrarrojos. El método utilizado fue la combinación de los diez mayores telescopios de Keck, que propiciaron imágenes con la misma resolución que podría captar un telescopio cuya lente midiese 85 metros de diámetros.

El Ojo de Sauron, medidor de distancias galácticas.

Observatorio de Kecker, Hawaii.

Cuando el agujero negro absorbe el material que tiene alrededor, este se calienta de una manera espectacular y llega a emitir un brillo cegador. Este brillo, una vez que llega al círculo que rodea al agujero, se convierte en rayos infrarrojos, lo que los científicos detectan. Por eso, los investigadores tienen en cuenta el tiempo que tarda este proceso, y lo han aplicado al método de medición. Combinando este dato con el tamaño angular de la nebulosa, los científicos pudieron calcular la distancia que nos separa del Ojo de Sauron.
Según el doctor Hoening, este descubrimiento es uno de los más importantes en la historia de la astronomía moderna, y nos permite calcular la distancia de las galaxias con tan sólo un 10% de incertidumbre. Más tarde se podrá aplicar este cálculo a todas las galaxias, y se abrirá una nueva etapa en este tipo de investigaciones. A parte de medir distancias, este cálculo también permitirá averiguar la masa de los agujeros negros. Hoening, junto a científicos de Japón y Dinamarca, preparan un programa para ampliar su trabajo a otros cúmulos de galaxias, cuyo objetivo será establecer distancias precisas a una docena de galaxias, y todo esto con una precisión impecable. Una revolución total en el mundo de la Astronomía.

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