Tiene escamas pero no es un pez, puede volverse el verdugo de los bibliotecarios o dueños de grandes colecciones de libros, y con tan solo 12 mm de largo se mueve a una velocidad increíble ¿Tienes idea de quién se trata? Es un insecto muy habitué de nuestros hogares. Su nombre científico es Lepisma saccharina, aunque también es conocido como ‘pececillo de plata’ Su nombre común deriva del brillo gris metálico de su cuerpo recubierto de pequeñas escamas plateadas que, en caso de que lo toquemos, se nos quedarán pegadas en los dedos. Algunos otros pueden ser moteados con manchas oscuras y claras.
Pececillo de plata. Créditos: Miroslav Demlg, EOL.
¿Nunca los has visto? Puede ser, y es muy probable que así sea, porque este animal es muy ágil y tiene una fuerte fototaxia negativa, es decir, huye de la luz, lo que hace difícil su visualización.
El pececito de plata presenta el cuerpo alargado, en forma de zanahoria, recubierto de escamas plateadas y no tiene alas. En la cabeza tiene un par de antenas largas y delgadas, y en el extremo del abdomen tiene tres cerdas (como si fueran tres colas).
Se encuentra distribuido a lo largo de todo el mundo y sus lugares favoritos son sitios con elevada humedad y oscuridad. Por eso, es más frecuente verlos al mover los muebles, o libros o papeles acumulados.
Un dolor de cabeza para los bibliotecarios…
Créditos: Marco Bertolini, EOL.
Este pequeño animal es una de las plagas más comunes en bibliotecas y archivos. ¿Cuál es la razón? Lo que come. Se alimenta de casi toda la materia orgánica que encuentra, pero fundamentalmente de aquella que contiene hidratos de carbono o glúcidos. Sus favoritos son los polisacáridos como la celulosa (polisacárido presente en el papel), el almidón y la dextrina, abundante en los adhesivos para encuadernar libros. Es un “come libros” por excelencia. Como no tiene un aparato bucal desarrollado se sitúa en la superficie del papel y lo desgasta gradualmente.
Esquema de cómo actúan las celulasas sobre un fragmento de una cadena de celulosa.
En su alimentación hay algo muy llamativo y no es el hecho de que “come” celulosa, sino cómo lo hace. Hay muchos herbívoros que se alimentan de celulosa; las vacas, ovejas, rumiantes en general comen pasto o incluso, los insectos xilófagos cuando comen madera. Pero ellos no lo hacen de igual forma que L. saccharina. La mayoría de los mencionados puede aprovechar la celulosa gracias a una relación simbiótica con ciertas bacterias y microorganismos que viven en su sistema digestivo. En cambio, el pececillo de plata puede digerir la celulosa sin ayuda de estas bacterias y microorganismos. Esto lo hace gracias a que es capaz de producir celulasas, enzimas que pueden romper los enlaces que unen las glucosas (subunidades) de este polímero –la celulosa-, lo que permite liberar las glucosas para poder utilizarlas como fuente de alimento. Este tipo de enzimas solo ha sido encontrada en muy pocas especies animales, todas ellas invertebrados, entre las que se destacan otros artrópodos, como las termitas, algunos nematodos y el molusco bivalvo marino Tereso navalis o molusco taladrador de la madera, un enemigo de los barcos de madera hundidos y muelles.
Extraña forma de reproducción
Solemos pensar, y no porque estemos equivocados sino porque suele ser la generalidad, que el macho y hembra tienen que encontrarse y ponerse en contacto para que pueda tener lugar la cópula, es decir, la unión entre el macho y la hembra que permita la reproducción… El punto es que para el caso del pececillo de plata la cópula es indirecta. ¿Qué significa esto? Que el macho no entra en contacto directo con la hembra. Tiende un hilo de seda donde, en uno de sus extremos, se encuentra el espermatóforo, una estructura con forma de bolsa que contiene los espermatozoides. La hembra se orienta siguiendo el hilo hasta que localiza el espermatóforo y luego introduce el mismo a través de su orificio genital. La hembra deposita de 1 a 3 huevos por vez (alcanza a poner unos 50 en toda su vida). Los huevos tardan entre 4 y 6 semanas en desarrollarse. La ninfa que emerge del huevo es parecida al adulto (no experimenta metamorfosis) y debe experimentar 10 mudas (durante 4 meses) para completar su desarrollo, pudiendo luego vivir de 2 a 3 años.
Ya sabes… hay pececillos que no nadan y “comen” libros. ¡A estar atentos!
Fuentes consultadas:
-Hickman et al. Integrates Principles of Zoology, 14th Edition.
-Caridad Escalona Guerra. Equilibrio biológico – ambiental y la conservación del patrimonio de la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnología. ACIMED 2008. 8 (3). 221-27.
-A Torralba-Burrial (1995) Algunos bichos devoradores de cosas raras, II: Galleria mellonella L. Boletín de la Sociedad Entomológica Acontenidos.ceibal.edu.uy10: 48.
-Smant G, Stokkermans JPWG, Yan Y, et al. Endogenous cellulases in animals: Isolation of β-1,4-endoglucanase genes from two species of plant-parasitic cyst nematodes. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. 1998;95(9):4906-4911.
-H. Watanabe, G. Tokuda. Animal Cellulases. Cellular and Molecular Life Sciences, 2001, Volume 58, Number 9, Page 1167.
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Biotecnóloga, docente y con ganas de hacer cosas para construir un mejor mañana.
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