- Pedro Sánchez, en Calasparra, en 2017. ©Nacho García
En 2017, buena parte de las mujeres con destacada militancia en el PSOE de la Región de Murcia apostaban por Susana Díaz como candidata a las primarias para la secretaría general del partido. En un local de moda, dotado de amplia terraza, en la capital murciana se dieron cita en mayo de ese año la entonces presidenta de la Asamblea Regional, Rosa Peñalver; la vicealcaldesa de Cartagena, Ana Belén Castejón, y las alcaldesas de Molina de Segura, Esther Clavero; de Águilas, Mari Carmen Moreno, y de Santomera, Inma Sánchez Roca, entre otras socialistas, para escenificar su respaldo a la dirigente política sevillana.
Mientras tanto, Pedro Sánchez recorría España en su coche para ganar adeptos a la causa. En febrero había llegado a Calasparra para llevar a cabo un acto en un salón de celebraciones. Las previsiones iniciales de asistencia se desbordaron y hubo que ampliar aforo. Acompañaban a Sánchez en aquella travesía del desierto Adriana Lastra y el profesor José Antonio Pérez Tapias, que le precedió en su intervención. Al hoy presidente del Gobierno lo respaldaron entonces los alcaldes de ese municipio, José Vélez, que ofició de presentador del acto, y de Alhama de Murcia, Diego Conesa. También estuvieron, entre otros, el secretario regional del partido, Rafael González Tovar, en función de su cargo, y las veteranas militantes Teresa Rosique y Begoña García Retegui.
La tercera opción en aquellas primarias fue el vasco Patxi López, al que secundó desde la Región la diputada en el Congreso María González Veracruz. Esta circunstancia sorprendió sobremanera a más de uno, habida cuenta de que se le presuponía una magnífica sintonía con Sánchez como antes la tuvo con José Luis Rodríguez Zapatero o Alfredo Pérez Rubalcaba.
En mayo de 2017, Pedro Sánchez ganó aquellas primarias con bastante autoridad. Se impuso en todas las comunidades autónomas, salvo en las de sus dos rivales: Andalucía y Euskadi. En esa pugna doblegó a Susana Díaz, a pesar de que esta contara con los apoyos de la vieja guardia del PSOE, dinosaurios como Felipe González, Alfonso Guerra, Rubalcaba, Bono… En la Región de Murcia, Sánchez obtuvo un 48% de votos, más de 2.500 sufragios frente a unos 2.000 de Susana Díaz.
A esta última la acaba de laminar en las primarias andaluzas el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, con el respaldo nada disimulado de Ferraz. Han tenido que transcurrir cuatro años pero, finalmente, la venganza ha vuelto a ser ese plato que dicen siempre se sirve frío: Sánchez le pasa así factura a Díaz por ayudar a descabalgarlo de la secretaría general del partido en octubre de 2016. Pero repasemos la lista de aquellas mujeres murcianas y socialistas que en 2017 se juntaron para respaldar a la expresidenta de la Junta de Andalucía. A saber: Peñalver, fuera de circulación; Castejón y Clavero, expulsadas del partido… Es verdad que Moreno y Sánchez Roca siguen al frente de sus alcaldías, aunque ya veremos lo que pasa de aquí a 2023, pues dos años en política son casi una eternidad.
Lo cierto es que, con independencia de sus inclinaciones en el partido, todas las mencionadas generaban suficiente materia gris para revitalizar una formación a la que las encuestas auguran un serio batacazo en las próximas elecciones. Y es que intentar suplir la cuota femenina a cualquier precio, dando entrada a gente para limitarse a cubrir el expediente tiene su coste. Porque marginar la competencia en favor de la obediencia nunca fue un trueque aconsejable, al tiempo que resulta muy dañino para cualquier colectivo coherente que se precie que la gente astuta pueda pasar por inteligente.
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