(Continúa la conversación en Opus Prima).
Imagina que hubiera una máquina capaz de detectar, para cada proposición que escribamos en ella, si la proposición es verdadera o falsa. Esa máquina, además, puede proporcionarnos cosas muy valiosas para nosotros (p.ej., la cura de una grave enfermedad de un familiar nuestro). La única condición para que la máquina nos suministre la medicina que curará con seguridad a nuestro familiar es que escribamos con su teclado una frase verdadera. Yo no sé tú, pero en mi caso, habría millones y millones de frases que, en esa circunstancia, yo escribiría en el teclado antes de tener que poner “el universo tiene un fundamento último que le da sentido moral a la existencia y que además es de naturaleza personal”; vamos, que no me jugaría la salud de mis hijos (pongamos) si su salud tuviera que depender exclusivamente de que esa frase fuese verdadera o falsa, pudiendo hacerla depender de otras cosas.
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