No nos digáis que a veces no echáis de menos ese típico asador de pollos cerca de casa para bajar en un momento en la mañana de un domingo y tener la comida solucionada con algo tan apetecible. No nos neguéis que más de una vez habéis tenido ese antojo que, por desgracia, ya no es tan fácil de satisfacer.
Quizá era lo que le pasaba al mismísimo Sergi Arola cuando decidió embarcarse en el proyecto de El Pollo Gamberro, su último local en Chueca. Por suerte para todos, se lanzó a ello.
El Pollo Gamberro es un homenaje en toda regla al citado animal, que aquí puede probarse en múltiples versiones porque, básicamente, todo lo contiene.
El formato es el de un sencillo “take-away”, aunque también hay espacio para comer allí. Eso sí, no esperéis vajilla ni comodidades en exceso. Es lo que es, y ese es su encanto.
La materia prima es excelente, es un pollo gamberro pero no es un pollo cualquiera sino uno criado en Palencia de forma natural. Aquí le conoceremos, además de asado al carbón, en forma de solomillos rebozados, envuelto en unos canelones, en unas contundentes croquetas de muerte o con kimchi sobre sus deliciosas y adictivas alitas.
Y como es gamberro, no se queda ahí. En la parte de abajo, en el “Let’s Dog bar”, sigue haciendo de las suyas al son del rock, de las copas y con el sabor de los perritos calientes customizables que se sirven para aguantar la noche.
Probadlo, sin duda. Seguro que no podréis decir ni pío.
Precio medio: 15-20 euros.
Barquillo, 34.
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