Revista Vino

El propósito (no de Año Nuevo)

Por Jgomezp24
Hace unos días, mi admirado Manuel Camblor explicaba por qué había dejado de escribir su blog de referencia, La otra botella. Y aludía al mío como a uno de aquellos históricos que todavía aguantaba. ¿Por qué aguantas, Joan?, venía a preguntar, ¿qué te motiva? Hace todavía menos, Vicente Vida, otro amigo, se preguntaba  (en Vinos para compartir) si el formato "blog" seguía siendo válido. Y yo he querido dedicar cuatro palabras a ambos y a quienes tengan la voluntad de querer leerlas hoy, en este primer día del año nuevo, para explicar por qué sigo aquí. Las razones, breves, no tienen nada que ver con las de hace tres años. Ya ni cuento qué pasaba por mi cabeza en junio de 2006, cuando el blog empezaba. (Este post, por supuesto, no es una declaración de propósitos "buenos" para el año. No me gustan ese tipo de ejercicios de voluntarismo y menos si son públicos...)
Utilizo la palabra "propósito" con otra acepción (del DRAE):  "(Del lat. proposĭtum)... 3. m. Asunto, materia de que se trata." ¿De qué trata hoy este blog? ¿Cómo lo concibo? ¿Por qué sigo publicando en él? Empiezo por el final. Escribo en él porque ya no lo entiendo como un blog ni me considero bloguero a ningún efecto, aunque la mayoría se niegue a reconocerlo. De hecho, ya no sé qué es, hoy, un bloguero. La gente ha confundido el medio con los fines. Y el blog no es más que un instrumento que nada define en cuanto a contenidos. Me permite escribir y que otros lean en todo el mundo. Me permite comunicar y relacionarme con rapidez con mis lectores. Ni más ni menos. Hoy es un blog, ayer fue un libro, mañana una revista o un cuaderno o un teléfono o una pizarra. Escribo sobre aquello que descubro y me gusta en el formato y superficie que me apetece en cada momento.
¿Cómo lo concibo? Me guío por un principio ético y dos estéticos. El ético: intento escribir con el máximo respeto hacia el prójimo. Esto sonará a tontería pero hace ya bastante tiempo que no escribo cosas negativas o malas sobre nadie en este cuaderno. Quiero el bien para todo el mundo, respeto el trabajo de todos (me guste o no, lo comparta o no) y sólo escribo sobre aquello que realmente me gusta. Conozcas mucho o nada a la persona que ha hecho un vino, cuando abres una botella puede pasar de todo. Si me gusta, si me llama, si me encanta, si me dice cosas, escribo sobre ello (a veces, no tengo ya tanto tiempo...). Sin apriorismos y sin casarme con nadie pero siempre con respeto. Si no, callo. Lo mismo me sucede con mis experiencias gastronómicas en general. Recetas, cocinas, vinos en ellas...si me gusta mucho lo que como, bebo y veo, escribo sobre ello. De una forma natural y sin presiones. Si no, callo. Se dice tanto hablando como callando y en este cuaderno sólo escribo cuando tengo algo que contar y disfruto haciéndolo.
Los dos principios estéticos: el primero es el de la sencillez. Con mayor o menor conciencia (leo y repaso mucho antes de publicar...y aún así, ¿verdad, Jose?), escribo de forma clara y concisa, ágil y transparente. En la medida de mi capacidad, también atractiva. Sintaxis complejas, subordinadas sin fin, vibraciones de autocomplacencia, adverbios en exceso, adjetivos innecesarios...van saliendo de este cuaderno. Como diría Henri Brunel (El año zen, Palma de Mallorca, 2004, p.159), en este sentido, "ya sólo me gustan los textos inocentes", mis textos inocentes. El segundo es el de la poesía. Me explico: ni soy ni me considero poeta. No escribo poesía y si lo hiciera, creo que no la publicaría aquí. Pero sí leo poesía y creo con firmeza que una lectura poética del vino abre muchas puertas de comprensión. Procuro conocer los datos técnicos, saber cómo se ha hecho un vino, entender qué hacen las personas en el campo, etc. Pero si no fuera capaz de capturar ese instante de placer fugaz que me da un vino; si no tuviera una cierta visión de la parte más espiritual e incorpórea de ese vino, que me conecta con una tierra lo más pura posible, con unas cepas y con unas personas; si no fuera capaz de traducir en palabras (de vez en cuando...) ese tipo de sensaciones, creo que ya no estaría escribiendo el cuaderno.
¿De qué trata, pues, este blog?  ¿Cuál es su propósito? Escribir sobre la gastronomía como un proceso cultural en el que el vino es protagonista imprescindible, y hacerlo de una forma concreta: quiero romper el silencio que encierra la botella de vino. Busco las puertas a la vida auténtica que ciertos vinos (unos más que otros...) te pueden abrir. Entro por esas puertas y penetro en el espíritu de personas y vinos. Cuanto esto sucede, cuando consigo esa conexión "poética", invito a los lectores a que entren conmigo con el mismo espíritu: conocer para querer. Difundir para hacer el bien. Escribir con sencillez para llegar. Hacerlo con herramientas de "poeta" para que la parte emocional de las personas conecte con mayor facilidad. Respetar y amar para entender. Y disfrutar compartiendo porque sólo esperas una cosa: que la gente lo pase tan bien como tú. Por eso sigo escribiendo aquí. Éste es el propósito de mi cuaderno hoy.
¡Y que 2015 nos acompañe lleno de buenas mesas y de salud para disfrutarlas!
El propósito (no de Año Nuevo)

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