Tras unas rocambolescas semifinales con cambio de sede y ridículo exhibido por los organizadores del Mundialito, el Real Madrid se plantaba en la final con su once de gala en Marrakech ante San Lorenzo que estaría dispuesto a darlo todo para detener el juego del conjunto merengue.
El partido empezó como estaba previsto, muchas patadas y juego sucio por parte de los cuervos que ni se asomaban por el área de los de Ancelotti. Lamentablemente ese plan dudaría sólo 37 minutos, ya que, el que no falla en las finales, Sergio Ramos, hacía el primero de cabeza para abrir la lata y poner la final encarrilada. Los madridistas sonreían, pero esa felicidad se tornaría en sabor agridulce cuando Marcelo se vio obligado a pedir el cambio por lesión.
Ya en la segunda mitad, con el mismo guión, Isco puso una asistencia deliciosa para Bale, que se quedó solo en el área tras una mala salida de la defensa argentina, y el galés, con un disparo horrible, batió a Torrico, que se tragó la pelota para que el segundo subiera al electrónico. El Real Madrid se proclama campeón del mundo de clubes y cierra así un 2014 perfecto con la conquista de cuatro títulos.