Fuente: elaboración propia.
La contaminación por CTPs (o también llamados COPs) empieza muy pronto en nuestra vida, en el vientre materno, y la vamos acumulando en nuestros cuerpos a lo largo de toda ella, ya que nuestros organismos son incapaces de elimar estos compuestos, y los almacena en el lugar más seguro que conoce: nuestras grasas.
Aunque muchos de ellos están prohibidos actualmente en la Unión Europea (en 2004 entró en vigor el Convenio de Estocolmo, que pretendía regular la producción y la eliminación de 12 de estos componentes) siguen llegando a nosotros por diferentes vías, principalmente a través de la alimentación.
¿Qué son los CTPs o COPs?
Los CTPs o COPs son unos compuestos químicos que tienen en común la presencia de átomos de cloro. Esto hace que sean muy persistentes y que el cuerpo no los consiga eliminar de forma correcta. Al ser solubles en las grasas, se almacenan en el tejido adiposo de manera permanente acumulándose a lo lardo de nuestra vida. Este proceso se denomina bioacumulación. En el medio ambiente, tienden a acumularse en la cadena alimentaria. Cuanto más arriba se encuentre un animal en dicha cadena, mayor será su concentración de CTPs o COPs.
Algunos de estos compuestos, como el DDT o el lindano se utilizaron ampliamente en los 60 como insecticidas contra mosquitos, plagas agrícolas y tratamientos antipiojos. Otros como las dioxinas no se generan de forma voluntaria, si no que se producen en combustiones o en el calentamiento de ciertos plásticos en los procesos de producción y procesamiento de alimentos.
¿Cómo llegan los CTPs a nuestro organismo?
Pero, vamos a ver... si están prohibidos... ¿por qué siguen llegando? A parte de la cuestión de que son compuestos muy difíciles de descomponer y por tanto su prohibición no supone un descenso inmediato de los niveles de contaminación. Estos compuestos siguen llegando principalmente por la vía alimentaria, de varias formas:
- Cuando consumimos carne o pescado que contiene CTPs acumulados en sus tejidos grasos. Esto es especialmente importante al consumir animales que están en lo alto de la cadena trófica (atún, delfín, tiburón.. -aquí no voy a entrar en la polémica de consumir animales en peligro de extinción o en la escasa sostenibilidad de sus métodos de pesca-) y en el caso de animales alimentados con piensos, ya que suelen estar elaborados con matería animal reciclada.
- Cuando consumimos mucha comida procesada, que contiene grandes cantidades de grasas animales recicladas.
- Cuando consumimos productos de paises importados donde todavía se utilizan estos compuestos en la agricultura o para eliminar mosquitos transmisores de enfermedades, como la malaria.
Efectos en la salud
Los efectos de los CTPs a los que estammos expuestos no se deben a intoxicaciones agudas, son efectos acumulativos y a largo plazo, recordad, son cantidades muy pequeñas, que se acumulan a lo largo de nuestra vida.
Según Miquel Porta, Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universitat Autònoma de Barcelona e investigador del Instituto Municipal de Investigación Médica (IMIM) de Barcelona:
"El abanico (de efectos en la salud)es amplio e importante: son promotores tumorales, neurotóxicos, disruptores endocrinos, hepatotóxicos, alteran los sistemas de defensa del organismo, son immunosupresores y muchos son cancerígenos demostrados, como las dioxinas. En general, alteran el funcionamiento de los genes. Yo creo que los CTPs contribuyen en buena parte a la carga de enfermedad que sufrimos actualmente."
Y aquí la versión de la OMS sobre las dioxinas:
"Las dioxinas tienen elevada toxicidad y pueden provocar problemas de reproducción y desarrollo, afectar el sistema inmunitario, interferir con hormonas y, de ese modo, causar cáncer."
Para más info, podéis hacer click aquí:
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs225/es/
Como podemos remediarlos
A nivel individual podemos hacer poco más que mantener una dieta sana y equilibrada, consumiendo más frutas y verduras de origen ecológico -cultivarlos uno mismo siempre es una buena solución ;)-. Evitar alimentos procesados y productos animales de ganadería industrial puede disminuir en gran medida la cantidad de CTPs que ingerimos. En lugar de eso, es preferible escoger productos animales de granjas sostenibles, en las cuales se garantiza que sus animales (además de no vivir en condiciones deplorables) son alimentados de forma correcta y natural, evitando piensos. También conviene consumir productos locales, ya que de paso evitamos el uso de combustibles fósiles para el transporte. En el caso de decantarnos por productos importados, es preferible escoger productos certificados de comercio justo, ya que nos aseguran que la salud de los trabajadores no se ha puesto en riesgo usando estos compuestos.
Por otro lado, es importante tomar conciencia de la situación, y exigir el cumplimiento del Convenio de Estocolmo en España (y en todo el Mundo!), ejerciendo presión para que los análisis de CTPs se incorporen a las encuestas de salud, tal como aconseja la comunidad científica y de este modo se trate como lo que es, un problema de salud pública. Estar informados es el primer paso para exigir el cambio!
Fuentes:
http://www.consumer.es/seguridad-alimentaria/sociedad-y-consumo/2003/07/10/7279.php
http://europa.eu/legislationsummaries/environment/airpollution/l21279_es.htm
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