Año: 2009.
Género: Drama/ Policial.
País: Argentina - España.
Duración: 127 minutos.
Dirección: Juan José Campanella.
Intérpretes: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Juan Godino, Pablo Rago, José Luis Gioia.
"Benjamín Espósito acaba de jubilarse después de trabajar toda una vida como empleado en un Juzgado Penal. Para ocupar su tiempo libre decide escribir una novela, basada en una historia real de la que ha sido testigo y protagonista.
La novela que escribe es, en apariencia, la historia de un asesinato ocurrido en Buenos Aires en 1974, y de la investigación para hallar al culpable. Pero una vez abierta la puerta de ese pasado al propio Espósito se le volverá imposible cerrarla. Primero, porque la turbulenta Argentina de entonces se cuela en la vida de los personajes, con su carga de violencia y de muerte. Y, sobre todo porque aunque Espósito suponga que la historia que teje habla únicamente del pasado, su búsqueda ilumina de un modo descarnado su propia vida y su presente, y lo pone de frente con un dilema de amor que lo obsesiona desde hace demasiado tiempo.
Reconstruir el pasado lo conducirá a bucear en sus propios sentimientos, sus propias conductas y decisiones. Y hallar la verdad terminará por convertirse no en un objetivo literario, sino en la llave que le permita abrir la puerta para vivir el resto de su vida."
El cine nacional ha venido en franca decadencia desde hace algunos años. Siempre con la monotemática del Golpe de Estado ocurrido en 1976, la memoria y los hijos perdidos, parece que no hay otros tópicos de los cuales hablar. Aún así, de vez en cuando es sorprendente ver que la inventiva y el buen tino a la hora de buscar nuevas historias no se ha perdido, y que películas que satisfacen tanto a la crítica especializada como al público todavía puede hacerse y contentar a todo aquel que busque una buena historia.
'El secreto de sus ojos' es a partes iguales, un espléndido thriller policial y una historia de amor imperecedera con el paso del tiempo tan bien construida que en el final uno no puede más que quedar anonadado por el descomunal trabajo que ha visto.
El pasaje temporal se divide en dos partes bien definidas: una en el pasado ( casi año '76, previo Golpe de Estado) y otra a mediados de fin de siglo (léase '99) Ambas tienen como nexo conector al protagonista, Benjamín Espósito, un empleado del juzgado ya jubilado que se propone escribir una novela con uno de los casos que más lo conmovió cuando aún trabajaba, en sus años mozos. Intercalando la historia entre el pasado, a medida que el espectador está al borde de la butaca con el avance de la trama policial que se va resolviendo con los minutos, y el presente, en donde Benjamín escribe su novela.
Cada detalle aporta tanto a una línea temporal como a la otra, y para resolver todo es preciso tener todas las claves para jugar, y en el final todo encaja y hasta emociona hasta las lágrimas. Por tener un sector de lo que pasa mientras el Golpe del '76 se preveía lo peor, el caer en un lugar común en la Historia, pero Campanella se las arregla pefectamente para sólo dar una pincelada lo suficientemente atractiva para definir a los personajes en ese momento en particular y que no se vuelve cansadora en ningún momento la trama.
El gran acierto que tiene la película a la hora de llevar a cabo su cometido sos sus actores: hasta ahora Ricardo Darín es un actor que me convenció en ciertos papeles y en otros me sacó de las casillas, pero en su Benjamín Chaparro (en sus dos versiones) entrega un papel magnífico y totalmente convincente que casi no cambia a través del tiempo. Soledad Villamil está para aplaudirla de pie con su Irene Hastings joven, cuidadosa y servicial para luego convertirse en toda una mujer de Ley a la que la vida le enseño muchas cosas en el camino; una de las grandes actrices argentinas que con sólo una mirada, un gesto, puede transmitir una oleada de emociones.
Los personajes secundarios también están soberbios, y acá hay para destacar: el insulso Pablo Rago tiene el papel de su vida como el atribulado viudo que busca sin cesar al asesino de su esposa, un frío y distante Juan Godino que se roba varias escenas y sin siquiera decir una línea en ellas ( escena del ascensor por ejemplo); el Sandoval de Guillermo Francella es sublime en su caracterización de hombre de palabra y también en su problema con el alcohol. Cabe destacar que su alivio cómico resulta muy bien incorporado a la trama y que nunca se desmanda ni lanza una de sus típicas líneas de capocómico. Está muy medido y eso fue el principal aliciente en su potente actuación.
Juan José Campanella demuestra una vez más que es uno de los mejores directores que tiene Argentina el orgullo de tener entre sus filas. No sólo porque tiene un pulso especial y tremendamente efectivo cuando se trata de películas que requieren dinamismo a la vez que calma entre sus escenas, sino que también aporta muchísimo en avances a la calidad de sus productos; una escena en particular es el plano secuencia que utiliza en la cancha de Racing, que además de contar con un sistema de alta calidad para asemejar el estadio a los cánones de la época, también filma una remarcable y genial persecución con todos los detalles argentos. El momentazo de la película. Otros detalles como la inserción digital de un personaje un un video de archivo de la época es apenas distinguible. Es magnífico.
Lisa y llanamente, 'El secreto de sus ojos' es la mejor película argentina desde 'Nueve Reinas', ambas obras de arte que uno no puede parar de verlas una y otra vez y, por otro lado, conforman el orgullo nacional colectivo. Imperdible. No puedo más que loar el esfuerzo argentino.
Calificación: A.