William Gerald Golding (Newquay, Cornualles, Reino Unido, 19 de septiembre de 1911 - Perranaworthal, Cornualles, Reino Unido, 19 de junio de 1993) fue un novelista y poeta británico, Premio Nobel de literatura, conocido especialmente por su obra El señor de las moscas.
Foto: Rex FeaturesFuente: Wikipedia
Los análisis que menos me gusta hacer es aquellos que tratan sobre temas de los cuales ya se ha escrito más de lo que nunca seremos capaces de leer. Caer en comentarios banales que no llevan a ningún lado y vacíos, puede resultar muy fácil. Ésto puede que me suceda mientras escriba sobre las sensaciones que me causó leer este libro. No puedo olvidar que estoy hablando de un premio nobel y que ha dado para páginas y páginas. Lo que me dispongo a escribir no dejará de ser un grano más de todos los ya escritos, pero sin marcar ninguna diferencia ni mucho menos. Con ser capaz de que alguno de los que aquí me lea, lo engañe para que lea el libro, me conformo.
Entrando ya en lo que es el libro, la verdad es que me costó entrar en la forma que tiene de escribir. Cuando me pasa esto no sé si es la traducción o el propio estilo del escritor. Es una de las cosas que me mosquea con las traducciones de películas y libros, o en general lo que sea. Pero eso si, a pesar de ello sentía que estaba leyendo algo diferente.
Recuerdo la primera vez que sale las palabras de el señor de las moscas y es un momento mágico, sin querer entrar en más detalles. Pero la verdad es que es así en varios momentos, sobre todo al principio cuando te está creando en la mente la situación en la que se encuentran todos los personajes.
Cuando lees por ahí que el libro habla sobre el alma humana y de lo que somos capaces de hacer, no dejas de pensar que eso quizás sea demasiado para un libro que a simple vista es bien pequeño y que habla sobre niños perdidos en una isla. Que gran equivocación por mi parte. Al principio es bastante general esta opinión, pero conforme avanza la lectura empiezas a darte cuenta de que esto no es así ni mucho menos. Podría poner los ejemplos en los que más se aprecia dicho contraste, pero sería destrozar la novela aquel que aún no la haya leído.
Para ir terminando, siento que no he escrito realmente nada. Pero no puedo dejar de recomendarlo y que sea dicha lectura calmada y prestando cuidado a los detalles. El libro bien lo merece. Para variar, como en otras ocasiones, el libro no se lleva nota alguna. No puedo ponérsela.
Nota: --/---Realmente somos capaces de las mayores atrocidades...-