Por supuesto, la historia de este cuadro no es desconocida. Describe el suicidio de Dorothy Hale, voluntariosa aspirante a actriz neoyorquina quien se lanzó en 1938 desde la ventana de su apartamento frente al Central Park, en el piso 16 de Hampshire House. La obra fue encargada a Frida Kahlo por una amiga de la difunta quien resultó horrorizada por la crudeza del óleo planteado como un 'retablo', uso latinoamericano que describe lo más gráficamente posible una escena sacra o milagrosa, incluso con retórica descripción verbal adrede.
Ciertamente, la defenestración, en cuanto suicidio, es sustancia trágica. Y frívolo sería arriesgar alusivas metáforas baladíes.
La defenestración, en cuanto objeto pictórico, posee en este caso la interesante historia detrás del cuadro mencionado y que puede revisarse aquí.
La defenestración, en cuanto dato duro, no necesariamente predice mayor letalidad suicida, teniendo en cuenta, obvio es, la altura del salto -no es igual un piso tres que un piso trece-. Así nos informa el enlace del BMJ (Runeson B y cols. Method of attempted suicide as predictor of subsequent successful suicide: national long term cohort study) que nos alcanza Nietos de Kraepelin, -ahora ya no en Canarias sino nuevamente desde Canadá, y que por el periplo se hizo bastante extrañar -.
La defenestración, en cuanto resonante noticia, puede evocar la impactante imagen de 'The Falling Man' aunque su trágico motivo no era precisamente el suicida.
El encargado de matizar la nota sombría es, como otras veces, el Diccionario de la Real Academia, quien nos recuerda que defenestrar significa también destituir o expulsar de un cargo a alguien (no por una ventana, claro, pero con el mismo brío tal vez a un burócrata entornillado al puesto, en imagen digna también de pintorescos retablos).
ENLACE:
- 'El suicidio de Dorothy Hale' en el Phoenix Museum of Arts.