La presidenta Ana María Romero, como buena aficionada, pasó un mal rato ayer en el palco.
Málaga, 17 de agosto 2012
8ª de abono. Media plaza.
Se lidiaron 5 toros de Alcurrucén y uno, el 6º, de “El Cortijillo”, mansos, descastados. Impresentables todos. Escurridos, impropios de plaza de primera categoría. El primero sin clase, pero noble que se dejó, al igual que el tercero. Algunos como 5º y 6º con cierto peligro.
ENRIQUE PONCE: pinchazo y casi entera atravesada (Ovación con saludos tras aviso). Pinchazo, media caída y atravesada y dos descabellos (Silencio).
SALVADOR VEGA: media caída trasera y dieciséis descabellos (Silencio tras dos avisos). Media tendida y diez descabellos (Pitos tras tres avisos). El toro fue apuntillado en el ruedo.
MIGUEL ÁNGEL PERERA: estocada caída y aviso (1 Oreja). Pinchazo, media atravesada y un descabello (Silencio).
* Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio por el fallecimiento del ex-alcalde de la ciudad y aficionado taurino Cayetano Utrera.
EL SUSPIRO DE LA PRESIDENTA (Crónica de la 8ª de abono de la Feria de Málaga)
Por José Daniel Rojo
La presidenta del festejo suspiró cuando murió el segundo toro de la tarde que a punto estuvo de devolverlo al corral. Ana María Romero cruzaba los dedos y le perdonó al paisano Salvador Vega lo que para un matador de toros es la deshonra mayor, dejarse un toro vivo. Es duro para el torero, para la afición, para la propia fiesta por la imagen tan lamentable, y también un trago difícil de digerir para la propia presidenta que ayer paso un mal rato en el palco, al igual que todos los aficionados que sentimos admiración y respeto por la Fiesta. Por todos es conocida la afición desmedida que tiene Ana María Romero y a esto sumémosle que se trataba de un torero amigo y paisano. Pero el reglamento está para cumplirlo y aunque se lo perdonó, por milésimas de segundo, en el primero de su lote, en el quinto se vio obligada a mandar el tercer aviso presidencial. De nada sirvió el suspiró de la presidenta, que ayer pudo ser uno de los peores días que haya vivido en el balconcillo.
Salvador Vega no hizo honor a su profesión, la de matador de toros. La desconfianza, el miedo aparente, se apoderó de él en la suerte suprema y protagonizó un espectáculo lamentable a base de toques de verduguillo que fueron una verdadera carta de argumentos para los antitaurinos. A los aficionados se nos trata de crueles, asesinos, y no saben pobres que somos los primeros en denunciar lo que no está bien hecho. La suerte suprema, es, como su propio nombre indica, algo superior, extraordinario, sobresaliente y los toreros muchas veces no se percatan que la muerte del toro hay que tratarla como tal. Hay que brindar de dignidad la muerte de un toro bravo en la plaza. El rey de la dehesa así lo merece.
El segundo burel de la tarde fue un manso encastadito que al final cantó la gallina. Tuvo comportamiento de manso durante los primeros tercios pero tampoco ninguno de los profesionales que vestían el traje de luces le hizo las cosas bien. Nadie fue capaz de sujetar al toro, de darle un buen capotazo y todas esas cosas al final las acaba acusando el toro en el transcurso de la lidia, principalmente en la faena de muleta. Cierto que era manso pero Salvador Vega se fue hasta los medios para, con la muleta por delante, tratar de quitarle querencia alguna. Hubo tandas interesantes, aguantando firme el diestro de Manilva que tan buen corte de torero tiene. Al final el toro se fue a tablas y allí acabó todo. Mal, sin justificación alguna, con el descabello. Dos avisos que pudieron ser tres pero que perdonó la Señora Romero. El quinto fue un animal con genio y mirón al que también aguantó Vega firme durante la faena de muleta. Sin embargo esa claridad o valentía que tiene con la pañosa no la tiene ni en la suerte suprema ni con el descabello. No sabía, o no atinaba ni a colocarse con la cruceta. Tres avisos y el toro fue apuntillado en el ruedo. Mala imagen de Salvador que en septiembre tiene otro compromiso, y fuerte, en Málaga con la corrida de La Quinta. No se le ve para tal responsabilidad.Miguel Ángel Perera
Interesante labor de Miguel Ángel Perera en el tercero de la tarde, otro manso pero que se dejó, o como dicen ahora en esa Tauromaquia 2.0 o Tauromaquia moderna, un toro con toreabilidad. Suavidad, temple y firmeza fueron los pilares sobre los que sustentó Perera su faena. Buena tanda al natural, destacando sobremanera uno que tuvo mucha profundidad. Antes de entrar a matar vendrían tres circulares pero con las zapatillas clavadas sobre el albero. Llegó el primer y único trofeo de la tarde. En el sexto poco pudo hacer ante otro manso de libro que, además, tuvo peligro por el pitón izquierdo.
Ajustado pase de pecho de Enrique Ponce
Y Enrique Ponce reaparecía en Málaga o más bien venía a probarse de cara al fuerte compromiso que tiene en los próximos días en Bilbao. ¿Duro decir esto? Sí, pero real como la vida misma. Sus dos toros se los tuvieron que parar sus hombres de plata… no vayamos a liarla. Y en la muleta pues lo mismo de siempre, pico, fuera de cacho, barriga para disimular y ¿torear al natural? No, el toro no va por ese pitón y ahí hay que ajustarse más. No hubo poncinas y el público por tanto no pudo ponerse en pie para ovacionar al de Chiva.
Destacar la digna labor de los alguacilillos que dieron la vuelta al ruedo por el callejón llamando la atención a todo el público que ocupaba las barreras y que tenía las bebidas puestas sobre la madera.
La feria llega a su fin, esta tarde llega Morante que todavía se le espera en Málaga, Ponce que no se irá sin hacer las poncinas y repite también Jiménez Fortes que a buen seguro pondrá emoción a la tarde. Los toros de El Pilar no ha pasado al completo y ha sido remendada por dos toros de Juan Pedro Domecq. Casualidad o no, recordemos que está Curro Vázquez en los corrales.