Este año, como no podía ser de otra forma, el vino de la comida de Navidad ha sido Taberner 2007, en formato magnum, y dada la alta asistencia en la mesa, hicieron falta dos, más una de tamaño normal. Y no es por nada, pero el vino del magnum, aun siendo de la misma cosecha, no tenía nada que ver con el de la botella normal. Algo que, aunque sabido, resulta sorprendente cuando lo experimentas por ti mismo. El vino del magnum, incluso recien abierto apenas necesitó unos minutos para expresar toda la potencia aromática de esta Syrah gaditana, mientras que la botella normal, mostró notas de reducción que tardaron en desaparecer, parecían vinos completamente diferentes.
Taberner 2007, tercera cosecha de este gran vino de Huerta de Albalá, mantiene en su coupage la presencia mayoritaria de la Syrah, complementada con Merlot y Cabernet Sauvignon, e igualmente pasa una crianza de 12 meses en barrica de roble francés, como sus antecesores.
Un vino que impresionó a los asistentes tanto por fuera como por dentro, y es que cualquier botella magnum ya es espectacular en sí misma. Acompañó a la perfección con un auténtico american turkey, un enorme pavo relleno al horno con guarnición de farsic, esa especie de compota asada de orejones, ciruelas pasas y manzana, junto con frutos secos, como piñones y nueces.Tradicional plato de Navidad en mi casa desde que tengo uso de razón.
Los demás vinos para este gran día familiar de Navidad fueron una manzanilla Solear en rama de Barbadillo, para un poco de jamón ibérico, unas tostadas con foie y langostinos de Sanlúcar, un cava Codorniu Extra Brut, para una pastel de marisco y piña, el mencionado Taberner 2007,con el dichoso pavo, y para los postres una gran selección de generosos andaluces: Pedro Ximenez Gutierrez Colosía, de El Puerto, Moscatel Zumbral, de Málaga, y PX 1989 de Sauci, del Condado de Huelva, extraordinario este último.
Grandes vinos, no solo por el tamaño, para una Navidad en familia. Y gran familia también, que sigue creciendo tanto en tamaño como en número...(pronto no cabremos, Mamá!!)...que terminamos cantando aquello de "Miralá, miralá, miralá, miralá...la Huerta de Albalá....!!!! ay, esa guasa gaditana donde las haya.