(EFE, Varsovia, 17/01/2011)
El abogado Marcin Dubieniecki, yerno del ex presidente polaco Lech Kaczynski, muerto en el accidente aéreo de Smolensk, reconoció hoy que cada vez ve más reforzada su convicción de que Rusia asesinó a Kaczynski y a los otros 95 ocupantes del avión presidencial polaco, siniestrado el pasado diez de abril.
Para el abogado, quien también ejerce de representante de la hija de Lech Kaczynski, Marta Kaczynska, los rusos "podían tener varias razones para llevar a cabo el asesinato del presidente" y justificar el siniestro del avión en el que viajaba el jefe de Estado.
Dubieniecki cita como posibles causas (de esa teoría del atentado) la de impedir la reelección de Kaczynski como presidente del país por su apoyo a Georgia durante el conflicto con Rusia o para acabar con su política europea contraria a los intereses del Kremlin.
Ésta es también la opinión que sostienen algunos teóricos de la conspiración, que creen que el accidente fue orquestado por Rusia (enemigo histórico de Polonia) y el Gobierno del liberal Donald Tusk, que habría logrado situar a su candidato al frente de la presidencia polaca tras la muerte de Kaczynski.
Una teoría descartada por los expertos
La teoría de la conspiración fue descartada por los ejecutivos ruso y polaco desde el primer momento, y tan sólo cuenta con apoyos entre los sectores más ultraconservadores y nacionalistas de Polonia.
Para Dubieniecki, es evidente que Moscú trata de ocultar elementos de la investigación sobre el accidente de Smolensk, y que el informe ha sido realizado "de manera selectiva".
El yerno del fallecido Lech Kaczynski recuerda que "cada nación tiene un símbolo, y el de Polonia era y es nuestro presidente, quien llevó a cabo una política incómoda para Rusia".
En la tragedia de Smolensk perdieron la vida los 96 ocupantes del avión presidencial polaco, entre ellos el jefe del Estado y su esposa, pero también importantes representantes del Ejército y de otras altas instituciones de Polonia.
El informe elaborado por las autoridades rusas sobre la catástrofe culpa a los pilotos del aparato, quienes habrían aterrizado bajo presión a pesar de las malas condiciones meteorológicas.
Desde Varsovia se han criticado las conclusiones de esta investigación, ya que se omite responsabilidad alguna por parte de los controladores del aeródromo ruso de Smolensk, quienes para el Ejecutivo polaco deberían haber prohibido expresamente el aterrizaje del aparato ante el riesgo existente.