Leer la primera parte del libro ‘Mentes maravillosas’ de Carl Safina despertó mi curiosidad por los elefantes; los preciosos mamíferos terrestres más grandes de la Tierra.
La familia Elephantidae es la única con representantes vivos. Está en discusión si existen tres especies: Elefante asiático (Elephas maximus), Elefante africano de bosque (Loxodonta cyclotis) y Elefante africano de sabana (Loxodonta africana), o son solo dos (porque para el elefante africano, las formas de bosque y sabana se reconocen solo como subespecies).
Los elefantes africanos y asiáticos difieren en el tamaño del cuerpo, la forma de las orejas, los colmillos, la estructura del tronco, el número de costillas y el número de uñas en las patas. Además, en relación con los elefantes africanos, los elefantes asiáticos suelen tener una piel más suave y con más pelo.Su característica trompa es como una especie de nariz, ojo, mano y maquinaria. Tiene una sensibilidad extraordinaria: pueden agarrar un huevo sin romperlo o matar de un golpe. Además de manipular objetos, también la usan para respirar, oler, tocar y “hablar”.
Tienen unas orejas enormes que juegan un papel importantísimo en la termorregulación. Sus colmillos de marfil son segundos incisivos agrandados. Tanto los elefantes africanos machos como las hembras tienen colmillos completamente desarrollados, aunque el tamaño del colmillo varía. En los elefantes asiáticos, solo los machos tienen colmillos completamente desarrollados.
Los elefantes pasan las tres cuartas partes de su tiempo alimentándose: pastan (se alimentan de pasto) y ramonean (alimentándose principalmente de hojas y ramitas terminales de plantas leñosas).
La unidad familiar básica de los elefantes es una hembra con sus crías. Las familias son matriarcales. La hembra “matriarca” es la que decide adónde irá la familia, cuándo y durante cuánto tiempo.
¿Dónde están?
Hoy en día, la mayoría de los elefantes africanos salvajes viven en la sabana subsahariana y en las regiones de bosques secos, pero continúan persistiendo en regiones desérticas como el Sahel y el Namib en Malí. Además, se encuentran en bosques tropicales densos como los que se encuentran en los volcanes del este de África. En cambio, más del 60% de los elefantes asiáticos se cree que residen en la India. Otras poblaciones remanentes se encuentran en Sri Lanka, Birmania, Tailandia y las islas más grandes del archipiélago malayo.
El marfil, su condena
Foto créditos: sjorford/flickr.
En la década de 1970 hubo un gran aumento en el comercio de marfil con un impacto devastador. Se ha estimado que entre 1979 y 1989 la población de elefantes africanos se redujo de alrededor de 1,3 millones a alrededor de medio millón. Las poblaciones de elefantes han seguido disminuyendo como resultado tanto del comercio de marfil como de la reducción de la dispersión de su hábitat. Como menciona Carl Safina en ‘Mentes maravillosas’ , actualmente muere un elefante cada quince minutos gracias al despreciable comercio del marfil.
Según la IUCN la especie de elefante africano se encuentra en estado vulnerable , mientras que el elefante asiático en estado de peligro de extinción.
Se comunican
A falta de palabras los elefantes emiten gruñidos, resoplidos, gritos, berridos y chillidos. En definitiva, se comunican. Usan vocalizaciones de frecuencias en el rango infrasónico para su comunicación a corta y larga distancia.
Al igual que los humanos, los elefantes son mamíferos terrestres de larga vida con un sistema social complejo, donde cada individuo posee diferentes niveles de asociación. Para comunicarse usan señales acústicas y tienen una extensa red de reconocimiento vocal, que distingue las llamadas de la familia y miembros del grupo de los de afuera.
Si bien existen algunos reportes previos, en 2012, se publicó un artículo en la revista Current Biology donde se documentaba cómo Koshik, un elefante asiático crecido en cautiverio, imitaba la voz humana. Sube el volumen y presta atención. Primero escucharás al entrenador coreano y luego, Koshik.
Primer audio: “annyong” (hola):
http://www.acercaciencia.com/wp-content/uploads/2017/11/Audio-1.mp3–
Segundo audio: “choah” (muy bien):
http://www.acercaciencia.com/wp-content/uploads/2017/11/Audio-2.mp3–
Tercer audio “nuo” (acostarse):
http://www.acercaciencia.com/wp-content/uploads/2017/11/Audio-3.mp3¿Será que Koshik desarrolló esta capacidad de imitar a los humanos por ser su único contacto social al vivir en cautiverio? Es evidente que nuevos estudios son necesarios para comprender tanto del aprendizaje vocal como del comportamiento vocal de los elefantes.
Un aspecto fascinante de las vocalizaciones de elefantes es que usan su trompa para modular la producción de sonido en una manera muy sofisticada. Durante la imitación, Koshik levanta la mandíbula inferior mientras mantiene la trompa dentro de la boca, modulando así la forma de su tracto vocal.
Postura del elefante Koshik durante la imitación (Tomado de Stoeger et al., 2014).
No se sabe qué dicen los elefantes y, de momento, debemos conformarnos solo con describir las características físicas de sus sonidos.
Bibliografía consultada:
-Encyclopedia online www.eol.org
-Stoeger AS, Mietchen D, Oh S, et al. An Asian Elephant Imitates Human Speech. Current Biology. 2012;22(22):2144-2148. doi:10.1016/j.cub.2012.09.022.
-Stoeger AS, Manger P. Vocal learning in elephants: neural bases and adaptive context. Current Opinion in Neurobiology. 2014;28:101-107. doi:10.1016/j.conb.2014.07.001.
Fuente de los audios:
Stoeger et al., 2012.
por Emma O’BrienBióloga comprometida con la educación y divulgación de las Ciencias.
@emma_obrien_e
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