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Elogio de la Pereza

Publicado el 09 septiembre 2014 por Fabianscabuzzo @fabianscabuzzo
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Elogio de la Pereza

09/09/201409/09/2014 Fabián Scabuzzo La neurociencia ha descubierto que la holganza activa el córtex prefrontal, la llave de acceso al inconsciente y la creatividad

El científico y escritor Andrew J. Smart asegura que perder el tiempo potencia nuestras habilidades. Cuando el cerebro está en reposo se activa el córtex prefrontal, que es la llave de acceso al inconsciente, la creatividad y las emociones. El cerebro es una máquina complejísima que se encuentra en permanente estado de funcionamiento, aunque no siempre con idéntica intensidad y consumo de recursos.

Smart navega a contracorriente de un mundo que sacraliza la productividad y castiga la holganza. Su defensa de la pereza no se fundamenta en argumentos morales o éticos sino en reflexiones de índole neurológica. Para que un cerebro trabaje a pleno rendimiento debe encontrar fases de desconexión, justo lo contrario de lo que el mundo contemporáneo exige de él.

La cultura utilitarista aplaude a los cerebros que son capaces de permanecer todo el día enchufados. Que lo mismo resuelven un problema contable en la oficina, presiden una reunión de la comunidad por la tarde y ayudan a preparar el examen de los niños antes de cenar. Los cerebros vagos, que acostumbran a perderse por las musarañas, no tienen lugar en este planeta que se mide en términos de rentabilidad.

Si el cerebro está todo el día activado solucionando problemas no le queda tiempo para lo importante

Andrew J. Smart ha venido a aguarnos la fiesta. Si el cerebro está todo el día activado solucionando problemas no le queda tiempo para lo importante. Porque lo importante, dice este científico subversivo, es también bucear en el inconsciente y estimular la creatividad. Por ahí, le ha dado una vuelta a la percepción de la realidad de tres pares de narices. Y lo ha hecho con las armas de la neurociencia, es decir, con instrumentos argumentales demostrables empíricamente.

Si la holganza pone en marcha nuestro córtex prefrontal, o sea, el submundo de las emociones, hemos de reconocer que una de las características de la era tecnológica es la aniquilación del tiempo muerto. Hoy, mientras usted aguarda en la consulta del médico, ya no pone su cerebro en modo «stand by» como han hecho sus antepasados desde el pleistoceno. En su lugar, saca usted la tablet y repasa el «time line» de su «Twitter». Y perdonen ustedes el anglicismo.

Pero esto es lo que hay. Un encadenamiento continuo de actividades cerebrales que impiden que el córtex prefrontal se ponga en marcha y cumpla su cometido. El cerebro huye de la introspección, quizás por temor a lo que pueda encontrar en las profundidades de uno mismo. Eso no lo dice el científico Andrew J. Smart, pero las conclusiones caen por su propio peso. Lo que sí dice este vago visionario es que la pereza nos ayuda a conocernos y sentirnos en paz.

Y bien: ahora ya sabemos el mecanismo neurocientífico que nos recomienda poner el cerebro en posición de duermevela. Pero nos encontramos otro problema aún más grave. Cómo diablos se presenta usted ante sus amistades defendiendo seriamente la conveniencia de una vida perezosa. Cómo llega una tarde y mientras se toma un café cortado con medio sobrecito de azúcar los alecciona sobre las ventajas de la holgazanería para potenciar el córtex prefrontal.

No es fácil reivindicar la vagancia. Será usted un incomprendido. Un lumpen. Un caradura que únicamente pretende no dar ni golpe mientras el mundo gira a una velocidad de vértigo. Ya puede usted jurar por J. Smart que solo persigue bucear en su subconsciente, estimular la creatividad y potenciar sus emociones.

Fuente: Sevilla ABC

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