Revista Vino
VBI AMICVS, IBI OPES: "quien tiene un amigo, tiene un tesoro". Roberto González (arriba, en el penúltimo Fòrum Gastronòmic de Girona, en foto de Sole Felloza) es un amigo y estoy orgulloso de lucir esa condición. No hablo de él porque anime uno de los mejores blogs gastronómicos de este país, El Pingue (sin diéresis, por favor) ni porque, ejerza donde ejerza y se encuentre donde se encuentre, es uno de los mejores y más lúcidos cocineros de estos entornos. Hablo de él porque es uno de los pocos, auténticos, "gourmands" que conozco. Insisto, "gourmand" que no "gourmet" (como él mismo se definía años ha). Porque "gourmand" es aquél "gros mangeur" (Roberto lo es, vaya) "qui aime la bonne cuisine, mange par plaisir" (Le Petit Robert 2006). Allí donde hemos coincidido (el último gran encuentro, el de la Banda de Robin en La Rioja), he vivido con intensidad su curiosidad por las cosas, sus excursiones a la búsqueda del producto recóndito, su interés por todas las recetas. Sin duda, es un tipo curioso, infatigable y culto gastrónomo que conoce el producto y las cocinas de este país como pocos. Pero sobretodo es generoso. Generoso porque a pesar de su desafección por la escritura cotidiana, se sigue sometiendo a ella y, con prosa sencilla y amable, nos sigue contando sus gástricas aventuras hispanas. Mi libreta tiene bien anotadas algunas de las direcciones que él nos ha descrito. Generoso porque le gusta compartir las cosas que le gustan.
Y de vez en cuando me llega a casa un paquete, con las cosas de su tierra (es de Valladolid) que más le gustan y que, lo sabe, más disfrutaré. Quesos y vinos son lo nuestro. Dos pasiones que compartimos. Él ha sido quien me ha hecho conocer a fondo la gama de vinos de Bodegas y Viñedos Costaval, vinos de la Ribera del Duero, con cepas en Burgos (Olmedillo de Roa). He disfrutado sobre todo con el Costaval Joven, que me parece uno de los más refrescantes riberas que hay en el mercado, buena fruta y sabor a tinta del país para comer a gusto. Y con el Costaval Crianza al que sometí, hace cierto tiempo a dura prueba, ¡de la que salió muy airoso! Me faltaba el último eslabón. Aunque a mí no me gusta pizca hablar de primeras o segundas marcas, las bodegas suelen dar un toque determinado a sus vinos. Y el Eloy Escudero 2006 de Costaval está en esa franja. Es un vino de pago (de Cadarrollo procede toda la uva, plantado en 1913), que hace maceración prefermentativa y posfermentativa en frío y en acero y la maloláctica y su maduración en barricas nuevas de roble francés (18 meses). El suelo es pobre, arcilloso en Cadarrollo, y el clima muy duro, continental extremo. El clon de tinta del país (TP98) puede con todo y surge con enorme fuerza en esta cosecha de 2006, que ha pasado dos años más en el botellero de la bodega. 14,5% para una botella que necesita respirar por lo menos media hora antes del consumo y, si se puede, ser decantada y tomada a 15-16ºC. 1000 botellas y 100 mágnums...Pastel de cerezas, crostata de mora son sus primeros aromas. Es un vino redondo, con taninos jugosos y suculentos. Cuando lleva un buen rato en copa, ofrece un perfil casi vegetal, una pequeña aureola de ciprés en primavera. Musgo y prado húmedo. Posgusto de tinta china azulada, ciruela pasa y arándanos negros. Disfruté este vino tanto como he gozado con sus hermanos "pequeños", con un plus, que no tiene precio: fue el regalo de un amigo.