Revista Vino

Emergencia

Por Louzan
Estaba leyéndome este post del gran Rafa en su blog y, a la misma velocidad que me indignaba, veía lo fútil e inútil de esa indignación, del post e incluso de nuestra actitud.
No lo digo por el post en si y su publicación, para nada. Creo que toda difusión de este tipo de barbaridades es buena y, si se hace como lo ha hecho Rafa en este caso, mejor aún. Lo que digo va por el hecho cierto de que no podemos esperar nada mejor. No podemos esperar nada bueno de un sector cuando quien está encargado de vigilar, controlar y promocionar ese sector (entre otros) no es capaz ni siquiera de recomendar una lista de enlaces con sentido y utilidad. No es de recibo que el mismísimo Ministerio de Agricultura de un país occidental serio, a golpe de 2015, no sea capaz de ofrecer una lista de, al menos, 30 enlaces recomendados del mundo del vino por su valor para el usuario y su aportación al acervo del sector en si. Y no, como en este caso, porque me caen bien, los visitan mucho (o no) o, diréctamente, porque si. A falta de una explicación oficial aceptaremos estas, por razonables.
EmergenciaY es solo un clavo mas en el ataúd, la verdad. En todo sector económico hay cuatro puntales básicos reconocidos por cualquier tratado de economía. Están los interesados en el sector, productores, transformadores o comercializadores. Están las personas vinculadas y su estructura, ciudades enteras cuando no comarcas, regiones o países que se basan en un sector para casi todo su PIB. Está el sector financiero que basa su funcionamiento principalmente en esas regiones y actividades, por razones obvias. Y por ultimo, está el cuerpo legislativo, ejecutivo y judicial que rige y gobierna esa región, ese sector y esa actividad (u otras) encargado además, en el mundo moderno, de dar visibilidad y "poner en valor" la actividad que da de comer a una mayoría (o minoría) en ese lugar concreto. Estas cuatro patas influyen directamente en cualquier actividad pero, incluso por separado, influyen crucialmente en un sector concreto. En el mundo del vino fallan los cuatro. Y fallan sin remedio y, tal vez, sin remisión.
El sector en si, la parte del sector primario y secundario dedicada a hacer un producto de calidad se dedica a minusvalorar de modo regular y casi organizado su propio producto con tal de vender mucho y rápido. Mucho, rápido, pero baratísimo. Casi regalado. Esa espiral, producir cada vez mas, vender cada vez mas barato, es una receta clásica para el desastre Y, aunque lo saben, no consideran, en su mayoría, que tenga porqué ser así. Y es lícito, si, pero un gran error.
EmergenciaEn segundo lugar, las personas dedicadas directa o indirectamente al sector del vino se mueven entre dos aguas. Por un lado está la realidad que dicta que vivimos en un país donde el consumidor medio es un ignorante de tomo y lomo encantado de nadar en una piscina de mierda que huele a colonia y de la cual ignora su origen y extensión. El o ella bebe vino "porqué está rico" igual que podría comerse una goma de nata (que no eran de nata, lo siento) a pesar de estar hecha de azufre, aceite vegetal, talco, goma sintética, carbonato, piedra pómez y colorante. Da igual, está rica, ¿no?
Esa displicencia, esa justificación en la ignorancia para aceptar lo inadmisible en la elaboración de productos alimentarios acabará con nosotros. Y lo peor, como con el cambio climático, es que no lo sabremos ni admitiremos hasta dentro de dos o tres generaciones, cuando alguno de nosotros sea exhumado para estudiar nuestros huesos y saber hasta que punto el abuso de metales pesados en nuestra dieta fue definitivo para que nuestros descendientes padezcan enfermedades y alergias que ni conocemos ni imaginamos.
El tercer pilar, el financiero, funciona como ya sabemos y no voy a pararme en el. Solo diré que, de todos cuantos en este país forman la economía de mercado en la que decidimos vivir la mayoría es el único al que el estado ha "rescatado" con dinero público que no será devuelto. Si, si, lo repito; No será devuelto. Hasta ahora se dan por perdidos 20.000 millones de un rescate cercano a los 70.000 (solo para España). Al tiempo.
Y rescates a parte, es evidente que los principales financiados del sector del vino (sobre todo Cajas de Ahorro) fueron también en los que mas dinero hubo que inyectar para su reconversión y venta (a precios de risa) a la banca mas solvente. Da que pensar, ¿eh?.
Para concluir, el puntal administrativo, representado aquí por las correspondientes consejerías, autonomías, las DOs o el Ministerio de Agricultura es, directamente, un desmadre sin paliativos. No se hace ni toma ni una sola medida razonada que tenga por fin poner bases firmes y estudiadas a medio y largo plazo. Se legisla a golpe de telediario, o de gurú, o de ocurrencia. Se deciden políticas pensando en una parte del sector e ignorando al resto, sin hacer ningún estudio lógico y razonado en base a la viña o la tierra y las mejores políticas para su gestión, mejora y mantenimiento. Se decide una política común para la unión sin asumir que, por mucho que se empeñen, el vino en Nahe y el que se hace en la Mancha son y merecen acciones diferentes. Pero acciones integrales y estructurales, no puntuales o coyunturales. Es imposible acordar una política agraria común para el vino. Imposible. Y empeñarse es hacer un daño inmenso al sector o, al menos, a una parte del sector.
Y todo esto, que es difícil de identificar globalmente por parte de un observador poco informado es evidente en gestos y detalles para el que quiere mirar y sabe un poquito de todo esto. En detalles comunes, en  noticias, entrevistas y cuestiones que son claras cuando se observa con atención.
EmergenciaLa nueva presidenta de la DO Monterrei, una de las mas pequeñas en producción y superficie de toda España, asume el cargo diciendo que "No hemos parado de crecer, en producción y en presencia exterior". Lo dice porque lo sabe de primera mano. No en vano, es la responsable de hacer que una bodega que hacia un vino llamativo e interesante en 2008, con unas 8.
000 botellas de producción, haga hoy otro común y corriente con mas de 450.000 botellas. Todo un récord cuando se poseen 0,37 hectáreas declaradas. Es un récord de hecho si uno hace vino en una DO que posee una superficie total de 467 hectáreas.
Aunque para mi el récord es llegar a una DO que no tiene otro remedio que apelar a la calidad como emblema, etiqueta, contraportada o lo que sea para defenderse, rodeada de gigantes productores de blanco y tinto (Rías Baixas y Ribeira Sacra, que triplican a Monterrei, por ejemplo) y en una zona especialmente compleja para la viticultura (altitud, frío en invierno, calor en verano, poca lluvia, etc) y decir textualmente que "Confiamos en un incremento de cerca de una cuarta parte en la producción (para este año)...". Aja. Toda una declaración de intenciones, sin duda.
No creo que Asunción Rodríguez se equivoque cuando dice esto en una de sus primeras entrevistas como presidenta de la DO Monterrei. Creo que dice lo que aquellos que la escogieron quieren oír. Que van a vender mas, que van a ganar mas dinero y que les va a costar el mismo o menos trabajo. No solo es ella, son los demás. Son todos.
La situación es de emergencia por cuanto no creo que se pueda aspirar a mejorar en precios y percepción de la calidad del producto hasta que no se admita que la calidad implica sacrificios al modo habitual de hacer las cosas hasta ahora. La calidad es selección, en verde. La calidad es buscar un producto en función a su contenido y origen, no a su número. La calidad es aceptar que una añada de gran producción no tiene porqué ser "una gran añada". Es "mucha", pero no tiene porque ser "buena". Calidad es lo que es, y en Monterrei no son 450.000 botellas. Eso en Rioja, con 85 hectáreas por finca. Y a veces ni allí.
Calidad es que por el litro de vino en exportación, de media, se pague mas que el calamitoso 1,10€/L que se paga ahora. Eso no es calidad, es miseria. Y es la señal de un sector tercermundista. Vender "algo" hoy soluciona un problema ahora. Venderlo bien "mañana" es garantía de futuro.

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