El malagueño nos estremece con su rostro, su mirada intensa y su magnetismo. Descubrimos a un hombre con gran sentido del humor, muy alejado de la imagen de superestrella.
Y es que algo muy especial debe tener Pablo Alborán (Málaga, 1989) cuando su música, romántica y dulce –que se viralizó tras subir sus canciones en YouTube, siendo aún desconocido y cansado de esperar que su disquera publicara su música–, reportó varios discos de platino y batió récords radiales. Por lo que sea, Pablo, el que algunas describen como novio soñado y otras como yerno perfecto, es un conquistador nato y todo se lo debe a sus fans.A pesar de que solo han pasado cuatro años desde entonces, el mismo joven que creció oyendo la música de Michael Jackson, Paco de Lucía y Vicente Amigo, asegura mantener los pies en la tierra. “No queda bien que esto lo diga yo –hablar de uno mismo siempre es un horror–, pero te aseguro que mis prioridades no han cambiado, mis necesidades y mis caprichos siguen siendo los mismos”.
A sus 25 años confiesa ser “un viejo prematuro” al que no le gusta pasársela de fiesta, él disfruta estar acompañado de su familia y sus verdaderos amigos en su casa en Málaga, rodeada de naturaleza, en donde halló la paz y la tranquilidad.
Sus letras nos han tocado en diferentes momentos. Actúan sobre situaciones y personajes de una forma perfectamente verosímil y, por tanto, inquietante… “A mí me ha pasado”, decimos al oírlo. “Componer es algo inherente a mí, algo que he necesitado siempre, desde que tengo uso de razón. Si he estado mal, la música ha sido mi salvavidas, mi terapia. Pero cuando estoy bien, también necesito componer y gritarlo a los cuatro vientos”, revela.
¿De dónde salió ‘Terral’, el tercer disco de tu carrera?
Terral es una palabra con la que estoy muy familiarizado, como todos los que somos de Málaga. Es ese viento muy caliente que de noche se convierte en una brisa cálida que te envuelve. Es una expresión muy malagueña pero que define también muchas cosas que explican este álbum. Es también un título que tiene muchas raíces y se dice en todos los idiomas.
¿Cómo han sido estos tres años de ser un desconocido a convertirte en uno de los artistas más sonados y vendedores?
Me han sucedido muchas cosas en estos tres últimos años y la mayoría fueron muy bonitas, con grandes emociones. Firmé mi primer contrato con 18 años recién cumplidos y desde entonces no he parado. Ha sido toda una experiencia, con momentos buenos, momentos malos, pero que sirvieron para que aprendiéramos todos.
¿Qué te enseñaron esos momentos malos que viviste?
Para conseguir tanto en tan poco tiempo tuve que entregarme en cuerpo y alma a este sueño y más que al trabajo, me he dedicado al aprendizaje constante. Siendo tan joven, he vivido con un miedo constante a defraudar. Y ahora quiero seguir haciendo las cosas bien, que no se me suba nada a la cabeza, que no se me vaya la pinza. Decidí entonces que tenía que volver a vivir. Había dejado de ir al cine, de ir al mercado, de exponerme, porque era muy difícil. Soy humano, como todo el mundo, ya no aguanto estar encerrado en una casa las 24 horas.
¿Cómo empezó el proceso creativo del nuevo disco?
Estuve en Francia, Asia, África… Intenté visitar todos los continentes quitándome el chip del trabajo. Quería tener experiencias fuera del ámbito profesional, porque así es como se compone. Yo compongo a través de los sentimientos. Y si no tienes vivencias y experiencias nuevas, te estancas. Yo también sabía que para preparar el nuevo disco necesitaba un tiempo de reflexión. 2013 había sido un año de muchos cambios y me vi envuelto en ellos sin pedirlo. Pensé entonces que había llegado el momento de respirar, de volver a trabajar con calma, con los estímulos casi primarios de cuando hice el primer disco. Era difícil pero quería vivir las experiencias sin tener en la cabeza ese deseo. A veces iba con una guitarra pero otras salía solo con mi teléfono. Lo único que hacía cuando tenía una ocurrencia era grabar unas notas de audio en el móvil.
¿Cómo defines el resultado que lograste? ¿En qué se diferencia ‘Terral’ de los anteriores trabajos?
Es un disco especial, es lo más personal que he hecho. Pude involucrarme en la producción, los arreglos, los vientos… He tocado todos los pianos del disco, todas las guitarras… Es la primera vez que cada una de las notas que tiene el disco lleva mi nombre.
No tener presiones, no tener horarios. Y eso ha sido fundamental para poder recuperar un poco la bohemia de la composición y esa frescura.
¿Qué queda del Pablo Alborán que subía videos a YouTube?
Queda todo y no queda nada, porque tampoco se puede volver atrás. Es imposible. Tampoco quiero hacerlo, porque todo lo que ha sucedido es maravilloso. Eso no quiere decir que no volvería a vivir cada uno de los pasos que hemos dado. Pero queda la ilusión. Revivo esos nervios, ese volver a empezar cuando sacas un disco y todo el mundo está con la emoción contenida…
¿Cuándo vienes a Colombia?
Pronto. Cuando me senté a ver el repertorio del nuevo disco, empecé a ver que había una gran influencia latina y todas experiencias se quedan y te salen y hay una cadencia más latinoamericana. Trabajé con Ricky Martin, Rafael Padilla (percusionista de Gloria Estefan), hay tantos ritmos que Colombia es uno de los primeros países a los que vamos.
¿Con qué expectativas llegas?
Uno de mis sueños era ir a Colombia, pero como toda esta carrera ha ido tan rápido, no le había podido sacar el tiempo, pero vamos a estar de promoción y de gira en todo el país.
Fuente: Aló.