Revista Coaching

Eres más que tu historia

Por Maria Mikhailova @mashamikhailova

Era una fría tarde de junio en Holanda, recuerdo que estábamos cenando en un restaurante vietnamita en Utrecht (el primer vietnamita que probaba, por cierto muy bueno y con muchas opciones vegetarianas). Nos acompañaban unos amigos de Madrid que venían a visitarnos. De esos amigos con los que siempre tienes un tema interesante que debatir, de esas personas que aportan y te das cuenta de que quieres compartir con ellos cenas, comidas y viajes. Personas inquietas y de mente abierta, que no juzgan, sino que se interesan realmente por ti, que no te critican o a los que no interesas en absoluto, sino todo lo contrario. Si tienes a esas personas en tu vida, cuídalos, porque serán claves para acercarte al éxito y ser una persona cada vez más consciente.

Pues bien, salió un tema acerca de las diferencias culturales. Nuestros amigos habían viajado mucho y también habían estado en la India, uno de los países que tengo ganas de visitar algún día.

¿Por qué creéis que hay menos criminalidad en la India que en México, por ejemplo?, nos preguntó nuestro amigo. Y entonces nos habló de las famosas castas. Si en la India perteneces a la casta más baja, eres un paria, un intocable, un marginado... pero no te rebelas contra eso, aceptas tu destino, ya que crees en la reencarnación y en que esto es lo que te ha tocado como castigo en esta vida. Ya volverás a nacer en una situación mejor.

A nivel personal no puedo corroborar todo esto: no he estado en la India ni sé exactamente cómo se desenvuelven las personas allí en este aspecto. Sólo me llega aquello que leo o escucho. Pero lo de la India aquí no es más que una excusa que me da pie para contarte algo interesante sobre tu desarrollo personal.

Lo que esto tiene que ver contigo es que tú no has nacido en la India. Sea para bien o para mal, has nacido en Europa o en el continente americano. En cualquier caso, el sistema de castas sociales no es algo que define tu vida, ¿verdad?

En realidad tú y yo somos mucho más libres de lo que pensamos. Sí, está el sistema con sus leyes, con sus gobiernos muchas veces corruptos, con altas tasas de desempleo, con crisis a todos los niveles... Lo compro, como dirían en Estados Unidos.

Pero puedes ir mucho más allá. Puedes pasar de todo esto y empezar a construir tu historia desde hoy, independientemente de lo que te haya acontecido en el pasado.

El mundo actual te brinda unas oportunidades increíbles: formación online gratuita o a un precio muy asequible, blogs y webs de todos los temas imaginables que pudieran interesarte, estés donde estés físicamente, sólo necesitas una conexión a internet.

Incluso para emprender no necesitas ser millonario. Yo he invertido mucho tiempo en mi web y mi blog pero gastar, he gastado lo justo. Sí, hoy es posible.

Pero ya sé qué me vas a decir: no sé si lo voy a conseguir, yo nunca he conseguido nada, o nunca he hecho nada grande. Tengo mi bagaje personal, mi mochila llena de miedos e inseguridades, tengo falta de conocimientos, tengo mi historia.

Siento decepcionarte de nuevo.

No tienes por qué seguir el guión de tu historia

El viernes pasado asistía a la 3ª Maratón de Coaching de Las Rozas, el pueblo en el que pasé más de 10 años de mi vida y donde sigue viviendo parte de mi familia. La maratón duró una mañana y estuvieron presentes grandes coaches y escritores motivacionales, entre ellos Mario Alonso Puig.

Llegué un poco tarde, así que pillé su intervención por la mitad. Aunque parezca mentira, nunca lo había escuchado hablar, ni siquiera a través de los vídeos. Sabía que era bueno, además hace años cayó en mis manos un libro suyo, "Reinventarse", en esa época en la que todavía no tenía ni idea del coaching y estaba empezando a conocer el desarrollo personal.

La ponencia de Mario fue de las mejores ( la puedes ver en este link). Hablaba de que no somos nuestra historia. Nuestra historia quiere definirnos, quiere actuar como un guión, un programa de vida. A veces ese guión lo heredamos de nuestros padres, otras de nuestra sociedad y cultura. Pero somos mucho más que eso. No tenemos por qué seguir ese guión. No tenemos por qué repetir esa historia.

Mario Alonso Puig compara nuestra mente con una casa que tiene muchos pisos y plantas. Si nos aferramos al miedo y a las excusas, es como si estuviéramos viviendo siempre en el sótano: sin ver la luz, sin atrevernos a subir arriba, para descubrir algo nuevo, algo más bello, más grande.

Pero de nosotros depende salir de este sótano y subir a la azotea. Es la azotea de nuestra mente, nos pertenece, aunque nunca nos hayamos atrevido a conocerla. Ahí todo es mucho más hermoso, hay unas vistas estupendas, hay luz y hay claridad. Es otro punto de vista totalmente diferente.

Cada uno elige dónde quiere vivir: abajo o arriba, sumido en la oscuridad o en la luz.

Sube a la azotea de tu mente

¿Cuál es la clave para subir a la azotea? ¿ Y por qué nos da tanto miedo subir?

Porque creemos que no tenemos las herramientas suficientes.

Cuando empiezas algo nuevo, cuando te formas en una nueva actividad, como me pasó a mí con el coaching, al principio te sientes insegura, es algo totalmente normal. No tienes la suficiente experiencia para ser buena en algo.

Pero existe un truco. Se llama como si. Ese quiere decir que actúes a pesar del miedo. Que actúes como si no tuvieras miedo.

Mi último reto como coach y formadora

Y te pongo un ejemplo de ello. En mi última charla que di la semana pasada, sucedió algo nuevo para mí. De repente la sala se llenó de chicas adolescentes y jóvenes. Hasta ahora yo siempre he tenido un público más adulto. En realidad no tenía ninguna experiencia con personas tan jóvenes.

Las chicas hacían ruido y se reían, de modo que mi presentación parecía estar amenazada. ¿Se burlan de mí?, ¿piensan que les voy a soltar un rollo, algo que les parecerá aburrido?, decía mi voz interior mientras iniciaba mi charla.

Me daba la sensación de que estas chicas venían medio-obligadas por la profesora del curso que estaban realizando. Yo ya no podía actuar como siempre: me tocaba abandonar mi nueva, recientemente conquistada zona de confort. Tenía 2 retos nuevos:

  1. Llamar su atención con mi discurso, para que dejaran de reírse y hablar entre ellas; además así dejarían atender a otras personas interesadas en lo que yo estaba contando.

  2. Conseguir que lo que contaba les pareciera útil e interesante, no otra charla "rollo" sin más.

Pero mi mayor reto era además personal. No venirme abajo con esta situación inesperada. El miedo escénico aumenta cuando crees que lo que cuentas no le interesa a nadie o si piensas que se ríen de ti. Y yo les estaba hablando ni más ni menos que de la autoestima.

Si me sentía amenazada o vulnerada en mi autoestima, estaría siendo incoherente con mi mensaje y la charla sería poco creíble.

¿Y qué sucedió entonces? Que no me quedó más remedio que actuar como si en estos momentos tuviera mi autoestima por las nubes.

¿Cómo actúa una persona con una autoestima alta?

Una persona que se valora como es y confía en sí misma, o sea, tiene una autoestima adecuada, no le da demasiada importancia a lo que opinen los demás. Si tiene que dar un discurso, lo hace de la mejor forma posible. Aunque otros se rían o no le presten toda su atención.

Si creo en lo que digo y lo hago con mi mejor intención, independientemente de los resultados, sólo podré dar lo mejor de mí. Y eso fue lo que pasó. Deseché por completo esas voces internas que me decían "uff qué situación más difícil", "yo no iba preparada para algo así", "parece que no me escuchan ni me hacen caso".

Tu verdadero potencial se descubre cuando sales de tu zona de confort

Fue lo que me sucedió. Tuve que buscar recursos en mí que hasta ahora no había explotado:

  • Buscar la empatía con mi público, contándoles muchos más ejemplos reales de mi propio proceso de transformación.

  • Tuve que elevar la voz y hablar más claro que nunca, para que se me oyera en un grupo de gente donde había risas y conversaciones al mismo tiempo.

  • Apelé a cada uno de los participantes, preguntándoles algo sobre ellos, para que se centraran y se sintieran partícipes de lo que estaba contando.

  • No me fui por las ramas, como a veces sucede, sino que me centré sólo en lo más importante; intuía que una charla de más de una hora les haría desconectar.

Y el resultado fue bastante positivo. Desde luego conseguí que me prestaran la atención, que participaran y se interesaran por lo que les estaba contando.

Tú no eres tu historia

Antes yo creía que no era capaz de algo así. Mi mayor miedo de lejos era ponerme delante de un auditorio, por pequeño que fuera. Mi historia lo tenía todo a su favor y lo tenía todo en contra de mis buenas intenciones: una adolescencia complicada, cambios continuos de país, colegios, institutos, una baja autoestima, un trabajo poco valorado, un físico que no me gustaba, falta de habilidades sociales, una voz que apenas se oía, el no querer nunca estar en el centro de atención...

Pero mi historia no soy yo. Tu historia tampoco eres tú. Sólo tú decides si quieres repetirla una y otra vez o vas a salir de este círculo vicioso y evolucionas hacia un nuevo Tú.

El coaching ha sido clave en mi proceso de transformación. Por eso siempre lo recomiendo a todo aquel que desee cambiar, crecer, mejorar, progresar, sea a nivel emocional, laboral o espiritual.

Y por eso coincido plenamente con Mario Alonso Puig: tú no eres tu historia. Eres muchísimo más. Eres un potencial sin explotar que llevas dentro en este mismo instante, mientras estás leyendo este artículo. No te quedes recluido en el sótano de tu mente. Permítete brillar. Permítete subir a la azotea y observa las infinitas posibilidades que se abren frente a ti.

¿Y tú dónde vives? ¿En el sótano o en la azotea? ¿Utilizas tu pasado como excusa para no prosperar? Me encantaría oírte y que me lo contaras en los comentarios.

Volver a la Portada de Logo Paperblog