Spiderman de Roger Stern y John Romita Jr. (Amazing Spiderman 224-252 USA)
Roger Stern y John Romita Jr. Esos nombres traen inmediatamente a la memoria el nombre de Spiderman a los aficionados de los años 80, sobre todo a todos aquellos que crecimos con los tebeos de la editorial Forum, verdadero punto de inicio de lo que serían las ediciones de cómics americanos en nuestro país. Porque estos tebeos fueron con los que la añorada editorial española comenzó a publicar de manera cronológica las aventuras del trepamuros en España en el año 1983.
En su edición americana, estos tebeos aparecieron entre enero de 1982 y mayo de 1984, una época que muy posiblemente haya sido la edad de oro de la editorial Marvel en toda su historia. Es también la época en la que John Byrne realizó sus 4 Fantásticos como autor completo y Frank Miller revolucionara la industria del cómic americano con su aproximación a la figura de Daredevil. Pero aunque estos tebeos puedan ser infinitamente más audaces, originales o míticos que este Spiderman que nos ocupa, no quita para que este tenga un componente nostálgico que hace que su relectura siga siendo una delicia casi 30 años después de que se publicaran.
Porque este Spiderman quizás sea la última gran etapa del personaje, y aunque otros autores han intentado recuperar esa magia, como Stracinsky, o el equipo de guionistas de la denostada “Un Nuevo Día”, ninguno de ellos han conseguido ese objetivo. Y por una razón. Porque querían serlo. Lo grande de la etapa de Stern es que su único objetivo fue hacer un tebeo de superhéroes condenadamente divertido. Y lo consiguió. Con creces.
En el primer año de la colección, Stern se dedicó a introducir en el mundo de Peter Parker a villanos que no eran habituales en las páginas del serial. Porque aunque en un principio comenzó con un clásico como El Buitre, inmediatamente después se salió por la tangente para enfrentar a Spiderman a villanos tan estrambóticos y desconocidos por el público actual como Will el del Mechón, Tarántula (con transformación Cronengberiana años antes de que Cronenberg dirigiera su obra maestra La Mosca) o rivales sacados de los X-Men como Tom Cassidy y Juggernaut en una aventura en dos partes (Amazing Spiderman 229 y 230). Pero su gran acierto fue desarrollar un personaje creado por Marv Wolfman en el Amazing Spiderman 194, La Gata Negra y pasarla a la primera división de la vida de Peter Parker, convirtiéndola en la amante y compañera de Spiderman más importante de los años 80 hasta que Mary Jane Watson se volvió a cruzar en su camino. La relación de amor/odio entre Spiderman y una ladrona de buen corazón como Felicia Hardy y su abierta sexualidad para los cánones de la época fue un revulsivo para el aficionado al trepamuros, más acostumbrado a unas relaciones de pareja más idílicas e inocentes cuyo máximo exponente era la virginal y fallecida Gwen Stacy. Y aunque Stern fue el responsable de convertirla en el mito que fue, el desarrollo de su relación con Peter fue encargada a Bill Mantlo y Ed Hannigan, el equipo de la otra colección del trepamuros que aparecía en paralelo en ese momento,titulada Peter Parker The Spectacular Spiderman.
Y aunque seguramente Stern habría realizado un buen trabajo, mejor que el de Mantlo, tenía un as bajo la manga que haría que su etapa perdurara en el tiempo, la creación del villano de Spiderman por antonomasia de los años 80, el Duende, un misterioso personaje que encontraría la guarida secreta del fallecido por entonces Norman Osborn, el Duende Verde Original, lugar donde descubriría los diarios del mencionado villano y todo su arsenal de artilugios.
Para hablar del Duende, hay que hablar del dibujante de esta etapa, un John Romita Jr. que acababa de comenzar en el sector, cuyo trabajo al frente de Iron Man había llamado la atención de los aficionados pero que su llegada a Spiderman le convertiría en la leyenda que 30 años después sigue siendo. Un Romita Jr. diferente al que conocemos actualmente, muy influido por los entintadores que le otorgaron, que fueron tan variados como su propio padre John Romita, Klaus Janson, Jim Mooney y Dan Green, quizás el entintador que mejor le iba a su trabajo y que le seguiría en su siguiente proyecto, la Patrulla X de Chris Claremont. Romita Jr. había nacido para dibujar a Spiderman y lo demostró durante estos tres años y lo volvió a demostrar en las sucesivas etapas de un personaje que le ha acompañado y le acompañará durante toda su carrera. Pero aparte de representar al trepamuros como nadie, entregó la imagen visual de El Duende, uno de los villanos cuyo aspecto visual es de los mejores que se ha podido ver en la historia del cómic. Esa capucha gigante y su capa naranja. Esos ojos rojos rodeados de una máscara desfigurada. Con el Doctor Muerte y Galactus, el mejor diseño de un traje de supervillano de la historia de Marvel.
La trama de El Duende, que desde el momento de su aparición en el número 238 se convirtió en la trama principal de la colección, en la que Stern jugaba al despiste con Spiderman y el lector para que averiguara su identidad, fue lo mejor y lo peor que le pudo pasar a Stern. Porque Stern nunca finalizó su historia con el personaje, ya que fue sustituido en el número 251 por Tom de Falco, aunque apareció como argumentista hasta el 252, número en el que comenzaba una nueva era para Spiderman, estrenando el traje simbionte que se trajo de las crisis.
El número 251 finalizaba el primer acto del enfrentamiento entre Spiderman y El Duende, con este último fallecido aparentemente como un Moriarty cualquiera para regresar en el momento oportuno. Regresó en la etapa de Tom deFalco y Ron Frenz y finalizó su andadura con David Micheline que desveló que Ned Leeds, el marido de Betty Brant era El Duende, algo con lo que Stern no estaba de acuerdo y que pudo desvelar en una miniserie aparecida en los años 90, cerrando un ciclo que comenzó en 1983.
Stern supo dotar a la colección de ese difícil arte que es saber aunar lo clásico con lo moderno, mirar al pasado pero sin olvidar dar un paso adelante. Lo consiguió, gracias a renovar un personaje y una colección que tras la salida de Stan Lee de la misma no encontraba su rumbo. Stern se lo devolvió, entregó dos personajes como El Duende y La Gata Negra que ahora mismo son fundamentales para la historia del trepamuros y sobre todo dio a la colección ese sense of wonder que es tan difícil de conseguir y de encontrar en la actualidad.
Por cierto, no puedo cerrar este artículo dedicado al Spiderman de Stern, sin mencionar una pequeña y bella historia aparecida en el Amazing Spiderman 248 llamada “El Chico que Coleccionaba Spiderman”. Un emotivo relato de 11 páginas entre Spiderman y su mejor fan, un niño de 9 años que tiene cáncer y le quedan pocos días de vida. Una joyita de esas que encuentras donde menos te lo esperas.
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