Como buena figura pública (a esta altura mítica), Eva Perón admite tantos retratos como voluntades dispuestas a pintarlos. En este sentido, Eva de la Argentina extiende el abanico de recreaciones sujetas a distintos enfoques: situemos en un extremo al musical de Andrew Lloyd Webber y Tim Rice (que Alan Parker adaptó para cine en 1996) y en el otro al largometraje que Juan Carlos Desanzo filmó (también en 1996) con guión de José Pablo Feinmann. “¿Qué aporta la nueva propuesta?” es la pregunta de rigor ante la cantidad de versiones que algunos consideran excesiva. A continuación, un intento de respuesta.
Rodolfo Walsh y Francisco Solano López son los otros dos grandes pilares de esta película animada con intención de homenaje. El guión de María Seoane, Carlos Castro y Graciela Maglie convierten al primero en narrador (gracias a la voz de Carlos Portaluppi) y al segundo en autor de los dibujos originales. La presencia de ambos adquiere mayor relevancia, por un lado, con las referencias al cuento “Esa mujer”, al libro Operación masacre, a la carta a la Junta y, por otro lado, con destellos estéticos inspirados en El eternauta.
Evita en clave de comic nos recuerda el largometraje que la iraní Marjane Satrapi estrenó en Argentina hace más de tres años. Sin ánimo de comparación, sí vale señalar la coincidencia de recurrir a la historieta para contar parte de la Historia desde una perspectiva declaradamente subjetiva (que algunos críticos y espectadores descalifican con el adjetivo “simplista“).
Eva de la Argentina combina retazos históricos y míticos que remiten a la memoria colectiva peronista o filoperonista. Los recuerdos pueden variar pero no los hitos: el amor predestinado en el terremoto de San Juan, el 17 de octubre, el reconocimiento y reivindicación de los hasta entonces explotados, la entrega ilimitada, el acecho permanente del enemigo (la alta y mediana burguesía, el ejército, la Iglesia, los intereses foráneos, el cáncer), el bombardeo a Plaza de Mayo, los fusilamientos en José León Suárez, la proscripición y persecución, el derrotero de un cadáver martirizado.
A diferencia de la(s) Evita(s) que encarnaron Flavia Palmiero, Esther Goris, Julieta Díaz, Laura Novoa, Elena Roger, Madonna entre otras actrices y cantantes, la de Seoane tiene “voz propia” en el sentido estricto de la expresión. Quizás ésta sea una de las decisiones artísticas más atinadas respecto de una mujer cuyo timbre y cadencia son marca registrada.
Los seguidores de León Gieco y Gustavo Santaolalla celebrarán la banda sonora que incluye la canción “Eva”. Los nostálgicos del collage sucumbirán ante el desempeño de Marcelo del Castillo como director de la animación cut-out ensamblada con imágenes de archivo. Los apasionados por la Historia y los mitos analizarán las aristas afectivas e ideológicas de un tributo que expresa admiración y gratitud pero no obsecuencia.
Eva, Walsh y Solano López reviven en este largometraje de innegables virtudes cinematográficas. Las reacciones de ninguneo reflejan más bien la resistencia, en ocasiones odio, que estas figuras provocan en algunos compatriotas.