Nací en 1978. Buena cosecha la de aquel año, el de La Constitución, y un año antes del denominado baby Boom del 79, año Internacional del niño. A los nacidos a finales de los 70 y principio de los 80 nos tocó contemplar de mocosos, y preadolescentes primero y ya adolescentes y jovencitos después, dos grandes décadas, los 80 y 90, que ofrecieron mucho a nivel musical.
¡Pero no solo de escuchar música vive el hombre! ¡Era tanto lo que iba llegando desde dentro y fuera de nuestras fronteras! Ahora lo pienso y me parece increíble cómo desde nuestra región pudieron darse tan grandes dosis de inquietudes musicales, cuando ni siquiera disponíamos apenas de alguna que otra pequeña tienda de discos en alguna de nuestras ciudades. Como imaginarán, ni asomo de Internet. Cada cual se las ingeniaba como podía, y era raro que aun así no existiera en cualquiera de nuestras pequeñas poblaciones al menos una docena de grupos o bandas de música, inspirados por muy diversas corrientes musicales.
Siempre se hablaba de Cáceres o pueblos como Montijo, y no digamos de Mérida cuando se gestó aquel maravilloso estudio de Jammin, que muy pronto se convertiría en particular Meca de peregrinación para todos aquellos grupos que soñaban con ofrecer un sonido digno de ser reproducido en nuestros modernos radio casettes.
Pacense de toda la vida, no creo que tuviera más de 11 o 12 años cuando escuchaba en las radio fórmulas, o visionaba en los programas de éxito de la televisión nacional triunfar a unos paisanos Tam Tam Go!, quienes arrasaban cantando en inglés, anticipándose a los indies de principios de los 90. Todos habíamos escuchado hablar de grupos antológicos como los Acción Rock Band, del reciente y lamentablemente fallecido Enrique Fernández Medina, o incluso esos famosos Play Boys de los que tanto hablaban la generación de nuestros padres.
En Badajoz, a finales de los 80, todas las jovencitas se morían por los Simple Coincidencia. Era uno de tantos grupos a los que había podido ver actuar en los Súper 1 de la Cadena Ser, que se organizaban en la plaza de los Conquistadores, en donde era bastante habitual, especialmente en fechas veraniegas, que se organizaran saraos de consideración con grupos a nivel nacional, y por supuesto siempre con la inclusión de grupos de la tierra.
Parece mentira pero en aquella época existían más iniciativas que ahora. Desde bien joven mordí el anzuelo envenado de la música, y a los 13 años ingresé en mi primer grupo, Cuarto Menguante, de claro corte pop español, similar a algunos otros de la ciudad como podían ser, por ejemplo, Situación Límite, de los hermanos Pereda.En ese primer año (93-94), recuerdo no haber presenciado menos de una veintena de conciertos entre cafés teatro (En Badajoz estaba muy de moda el Sting, en donde un grupo tocaba durante un fin de semana completo) o multitud de garitos en donde se celebraban barriles o fiestas privadas, en donde era más que habitual que algún grupo de la ciudad amenizara la ocasión. Ni qué decir de los días del Centro en cada Instituto pacense, gran ocasión para ver grandes grupos con escenarios y equipos de sonido de verdad.
Se sucedían los concursos de grupos locales, en los 40 y en la cadena 100. Precisamente, en junio del 93, se organizó un concurso de grupos de pop Rock, cuyos finalistas actuaron en el viejo Vivero de Badajoz con Mikel Erentxun como fin de fiestas. Ahí ya destacaban, entre otros, Vanagloria, que venían de Mérida, de donde también eran Bajos Instintos, o Los Desahuciados de Armando Mazuecos (quien provenía de Su Graciosa Majestad de Jerez de los Caballeros). Seguían saliendo grupos a los que veíamos en los super 1 y en diferentes actuaciones: Masadá, Titanic, Katarsis, Dirección Sur, Teddy Bear, Johny Be Good, Toque de queda o Los Aliados del Viento, que llegaban de Almendralejo. Grupos como Sínkope, de Quintana de La serena, o Inlavables de Badajoz, eran ya entonces unos clásicos del rock regional. Comienzan a sonar The Animal Crackers en Radio 3 y Los Aviones presentan su primer disco en el viejo Teatro Menacho.
Estábamos arrancando la nueva década de los 90 y se sucedían multitud de iniciativas para los grupos. El Circuito Regional de Cociertos (C.R.C.), Los Camiones de La Junta, Artistas en Ruta, las Giras de la Diversidad, arrancan los festivales encabezados por Contempopránea y más tarde con Zorrock y Musiberia entre otros. A partir del 96, una nueva revolución de grupos: LICH, Violent Popes, The Wichards, No Fishing, Syba, Full de Ases, Juego Oculto, Pimientos verdes fritos, Fantic, Geisha, Left Brothers, Darksound, Generación Pelele, Super 8... La lista es interminable.
Hoy en día ya no hace falta gastar una cantidad indecente de dinero para obtener una maqueta o demo, y gracias a Internet ni siquiera hace falta mandar vía postal tu música, ni siquiera colgar carteles anunciando conciertos. La lista de grupos hoy es tan interminable y variada como entonces, pero habría que recuperar muchas de aquellas iniciativas que, especialmente con apoyo institucional, ayudaron a crear un gran movimiento musical en nuestra región.¿Por qué desapareció todo aquello? ¿Por qué aún nadie se ha preocupado de recuperarlo? Creo, sin lugar a dudas, que 1996 fue el año de partida. Estamos a las puertas de 2016, y 20 años no son nada. Veremos si las instituciones son capaces de volver a otorgar a esta región una nueva oportunidad para músicos, público, promotores y tantos otros que viven por y para la música.
Publicado en LaCarne Magazine en Octubre de 2015
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