Revista Arte

FILM, la elegía al cine de Tacita Dean

Por Camilayelarte @camilayelarte
Cuando el arte pierde una técnica, no sólo pierde un lenguaje sino toda una poética. Pocas veces cuando hablamos de arte contemporáneo nos paramos a analizar la materia con la que está hecha la obra, después de siglos de estudio y crítica del objeto artístico desde la atención a veladuras, claroscuros, superficie matérica y gestualidad, atender no sólo a la materia sino también a la técnica suena un poco a anacronismo.
Pues sin caer en dicho anacronismo Tacita Dean muestra en FILM, su proyecto para la Turbine Hall  de la Tate Modern, toda una reivindicación de un lenguaje y una poética que son posibles gracias a una técnica y un material concreto: la película analógica.

FILM, la elegía al cine de Tacita Dean

Vista de la instalación FILM de Tacita Dean en la Turbine Hall. 2011. Foto: Camilayelarte

FILM, la elegía al cine de Tacita Dean

Vista de la instalación FILM de Tacita Dean en la Turbine Hall. 2011. Foto: Camilayelarte


Si el cine es ilusión, entonces ilusión es lo que se vive en la inmensa oscuridad de la Turbine hall. Una gigantesca pantalla vertical en forma de película proyecta un poema visual rodado en 16mm, donde el trabajo de edición traspasa los límites de lo que es cine y se adentra en el lenguaje del arte moderno. Ante la rítmica sucesión de imágenes en principio inconexas me pareció reconocer ecos del constructivismo ruso, del surrealismo y hasta de John Baldessari. Tacita Dean utiliza las particularidades de lo analógico como el pintor sus pigmentos y el pincel, el suyo sería un cine matérico si existiera tal.

FILM, la elegía al cine de Tacita Dean

Vista de la instalación FILM de Tacita Dean en la Turbine Hall. 2011. Foto: Camilayelarte

FILM, la elegía al cine de Tacita Dean

Vista de la instalación FILM de Tacita Dean en la Turbine Hall. 2011. Foto: Camilayelarte

Leí en una revista que durante su instalación, la película al proyectarse mostraba fallos y manchas y Tacita Dean tuvo que mover cielo y tierra hasta encontrar a un experto que todavía trabajara con películas de 16mm para poder restaurarla. A esto hay que añadirle que el estudio donde la artista compraba el material para sus obras, la película de 16mm, está a punto de cerrar sus puertas. Lo digital condena a lo analógico, lo que conlleva que FILM pueda leerse como una elegía al cine. Espero y deseo que no sea así.


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