
De todas formas, puede que la parte de la finca de Víctor que más me interesa, tras probar las otras dos botellas que me mandó, sea la más alta de la DO (a más de 1000 metros). 2,5 ha con plantación de 60 años de bobal y de garnacha de donde saldrán, supongo, los Signo 2009. Probé dos muestras, sin etiquetar todavía, de Signo Bobal 2009 y de Signo Garnacha 2009. La bobal está todavía muy desestructurada en boca, chocolate negro, humo de hogar apagado hace ya horas, de nuevo la algarroba. Es un vino muy varietal pero que sale de la botella que probé con mucha mayor necesidad que la garnacha de volver a ella y pasar un par de años más de oscuridad allí. Necesita afirmar su estructura. Cuando lo hagá será, con probabilidad, una de las grandes bobales, muy con el carácter de la uva (añadamos algo de regaliz de palo oscuro, Juanola, vaya) y con un color violeta-rubí de gran belleza y brillantez (* * ↑). La garnacha es una historia, desde ya, muy distinta. Asoman, casi, aires de Espectacle, con un tanino muy esférico, regaliz y tomillo. La nariz de este vino es fina y espectacular, en efecto, cálida (pero no caliente), poderosa (pero no alcohólica). Es una garnacha que demuestra el carácter de esta uva en altura. No sé la orientación del viñedo, pero denota frescor y norte, temperaturas extremas y cincelado de la uva y del vino con primor. Cerezas y violetas. Oler y beber este vino es construir el panorama de la flor y el matorral silvestre de los montes que asoman al Mediterráneo central. Fina, sutil, delicada pero, al mismo tiempo, tensión y garra. Cuando la botella termine de hacer su trabajo, será ésta una de las grandes garnachas del país que, casi, es tanto como decir del mundo del vino (** ** ).