Revista Política
Una especie de justicia divina hizo ayer que un huracán seguido de una tempestad barriera Cuatro Vientos, y derribara un buen puñado de infraestructuras del aquelarre papista que se estaba celebrando allí. La violencia del ventarrón fue tal, que además de producir siete heridos entre el público asistente al espectáculo por las caídas de carpas y andamios que tumbó, le voló de la cabeza a Benedicto XVI el gorrillo que lleva sobre la coronilla; sus cabellos flotaron entonces en el viento dándole un curioso aspecto de Medusa sonriente, lo cual hacía aún más horripilante su rostro de viejo sátiro. No solo eso. El intenso aguacero que sucedió al ventarrón obligó al Papa a dejar su discurso a mitad y huir para refugiarse de la lluvia, que mientras tanto calaba hasta el alma a sus "peregrinos". Todo muy simbólico, como pueden ver. Si yo fuera un jerarca papista y creyera en Dios -lo cual resulta ser un oxímoron de libro, ya lo sé-, habría visto ahí una señal de disgusto de la divinidad ante el circo organizado en Madrid estos días por los vaticanistas con cargo al erario público español, mientras en África millones de personas revientan de hambre y de sed.
Por lo demás el espectáculo ha tenido un seguimiento muy discreto fuera de las gradas que rodeaban la pista del circo. Las cifras de audiencias televisivas en España son muy desalentadoras para los programadores del evento.
Un artículo de El País de ayer decía que el Papa "pincha" en las cadenas de televisión españolas -RTVE y Antena 3- que han retransmitido en directo los actos del aquelarre vaticanista en Madrid. Así por ejemplo las audiencias de la retransmisión en directo de la llegada de Ratzinger a Madrid fue un verdadero fracaso; "la audiencia dio la espalda a los actos papales", dice El País. El aterrizaje y la bienvenida que le dieron las principales autoridades del Estado a las 12h. solo interesó a 414.000 espectadores (14,1% de cuota de pantalla). Continúa este diario explicando que "la nueva conexión de TVE-1, a las 19.00, para ofrecer el recorrido de Ratzinger por las calles de Madrid y el encuentro en Cibeles con los asistentes a la Jornada Mundial de la Juventud solo sedujo a 507.000 fieles (6,5%)". Paralelamente, a esa misma hora la serie televisiva Amar en tiempos revueltos, "se hizo con el 21,2% de cuota y 2.454.000 seguidores". En La 2, prosigue el diario madriñeño "el especial de El día del Señor (19.00h), con la lectura del evangelio y homilía ya cayó bajo mínimos, con 143.000 almas (el 1,8%)".
Se dirá que los verdaderos creyentes son refractarios a sintonizar las cadenas públicas, dado el presunto control de estas por el Gobierno Rojo que nos atenaza según ellos. Lo cierto es que las audiencias obtenidas por la cobertura ofrecida por una cadena "de confianza" para los reaccionarios cual es Antena 3, son aún más ridículas que las logradas por la cadena pública: la llegada del Papa en Antena 3 (12.00h) apenas interesó a 271.000 personas (6,9%).
Algo pasa pues con la sociedad española, señor Ratzinger. El monstruoso acto de marketing que nos ha ofrecido esta semana es probablemente, todo lo que puede dar de sí el papifascismo en España. Mucha gente en Cuatro Vientos, sí, pero infinitamente más en sus ocupaciones cotidianas o gastando su ocio en otras ofertas. Su producto solo lo compran en España quienes ya eran clientes suyos, señor Raizinger, y esos disminuyen día a día. Laus Deo.