Se acabó lo que se daba. El circo de los horrores y las frikezas ha cerrado. Y, con el adiós definitivo de Jessica Lange, ha llegado el hola de los haters. A la serie de Ryan Murphy, que tenía más bendiciones que la plaza de San Pedro, le caen ahora más leches que las que almacena Puleva. Pero, ¿qué pasa?, ¿qué invento es esto?, se hubiera cuestionado Sara Montiel. Y no es una pregunta retórica.
Jessica, recién levantada
La cuarta entrega de la historia de horror americana no ha hecho nada distinto a sus anteriores temporadas. Sí, hay capítulos que se desgajan de la historia general. Hay personajes con un protagonismo brutal que, de pronto, se pegan cuatro episodios sin asomar la cabeza –o la cabecita o la cabezota, según el ‘freak’ del que hablemos-. Y los giros en el guión no tienen nada que envidiar al trazado de Le Mans. Reconocido todo esto…. ¿y qué?Aunque muchos me tomen por loco, tanto como para ingresarme en un ‘Asylum’ o integrarme en un ‘Coven’, pienso razonar esto, pero no sé en cuántos puntos. A ver los que me salen, para poder decir luego eso de “cinco razones para ver American Horror” o “7 defensas desesperadas de una serie pseudoacabada”. Allá vamos:
- No hay ninguna serie en la actualidad -repito, en la actualidad, que los culebrones de los 80 y los 90 sí nos daban estas alegrías- en la que no te veas venir en cada capítulo lo que va a pasar. Quizá lo que sale en pantalla no sea siempre acertado, pero sí sorpresivo.
Frances, aburrida de que no le den más minutos
- Cada vez que un actor/actriz consagrado/a y/o de Hollywood aparece en una serie, la crítica y el público se vuelven más locos que Belén Esteban en un encierro voluntario (o en el propio Sálvame). Pues bien, en American Horror Story no hay una sola concesión en este terreno: ¡hay mil! Jessica Lange es sólo la punta del iceberg. Uno tan grande como el que ayudó al Titanic a hundirse y en el que se integran Kathy Bates, Angela Basset, Frances Conroy…- Siguiendo en este mismo punto, detengámonos un poco más en estas Supremas no-de Móstoles. Y volvamos a nombrar a Frances Conroy, como patrimonio de la humanidad y actriz de la vida, por mucho que este año se rodeara de tanta muerte. A Frances le vendría muy bien esa canción deLuz que decía “Lo eres todo”. Y, muy de cerca, una Angela Basset en una octava adolescencia. ¡E interpretando a una señora con tres tetas! ¡Al lado de una Kathy Bates CON BARBA! ¡Es que vamos a ver! ¿Que sus guiones no siempre honraban su presencia? ¡A ver si todo True Detective fue una maravilla, por mucho que salieran Mateo Weissmüller y El Pájaro Loco Harrelson!Sarah Paulson, por partida doble
- Sarah Paulson ha hecho este año la interpretación de su vida. Sí, con 12 años de esclavitud fue a los Óscar, pero en Freakshow ha hecho un doble papel. Y un papelón. No solo ha dado vida a dos hermanas muy distintas, sino que encima eran siamesas. Si en el apartado técnico, la jugada no ha salido siempre brillante (ay, esas columnas que tapaban de pronto la cara de una de ellas), como recurso ha sido estupendo.Amigas y residentes en una carpa
- American Horror Story podría presentarse directamente en el apartado de comedia a las entregas de premios. Total, ahora que aceptan Transparent u Orange is the new black en la categoría, ¿por qué no una historia que se ríe de sí misma y que ha tenido más números musicales que una serie del género? Y qué números, con temas de Bowie o Lana del Rey a los que la ambientación les iba que ni pintada. O más pintada aún que la cara de la Lange. No ha habido mayor autohomenaje que el adiós que se le da a la actriz en los últimos minutos…- Igual que en la música hay trabajos en los que destacan sólo los singles y, en otros, lo importante es el concepto del disco entero, cualquier serie de Ryan Murphy pertenece al primer grupo. Vamos, que el creador de Glee es un poco Rihanno, más de temazos puntuales que de discos perfectos. Este señor, ya haga un folletín de dos cirujanos plásticos, una parodia musical de las series de instituto o una enrevesada revisión de los clásicos de terror, tiende al exceso. Y eso provoca que muchos minutos de su metraje sean inauditos o prescindibles, sí. Pero las secuencias que están bien son momentazos. Y en Freakshow ha habido más de una… docena. Que es mucho más de lo que pueden presumir otros que, tratando de hacer comedia o drama, también incurren en muchos horrores. Sean estos Americans o no. Y cierro el telón. Pero sólo hasta el año que viene.