Revista Salud y Bienestar

Garganta profunda: amigdalitis

Por Yoisasi
Una garganta bien profunda.

Una garganta bien profunda.

He querido, con este título, darle un toque de humor al problema de la amigdalitis. Como dice una amiga mía, últimamente estoy muy ‘calladita’ (hace tiempo que no publico un post) y no es porque no me quiera expresar sino porque estoy bastante entretenida creando mi futuro libro sobre Nutrición. Os mantendré informados. Pero ahora vayamos al tema.
La amigdalitis es una inflamación (lo que suele terminar en ‘-itis’ casi siempre significa inflamación) de las amígdalas (en latín significa almendras) que son dos pequeñas masas que se encuentran cada una a un lado de la faringe. Esta inflamación se puede convertir en una infección formando pus, apareciendo fiebre, escalofríos, cansancio…
Veamos sus causas:
- Flora bacteriana débil con estreñimiento lo que nos lleva a putrefacciones intestinales y fermentaciones. El hígado está sobrecargado para ayudar a eliminar tal cantidad de toxinas en el intestino y por eso se produce una invasión microbiana ‘mala’ en el intestino que directamente se va a la sangre (torrente sanguíneo) para fijarse en la garganta, más concretamente en las amígdalas. Toda putrefacción intestinal y todo exceso de heces antiguas en nuestro interior hace que nuestra sangre sea ácida y tóxica haciendo que toda la ‘basura’ circule por nuestro torrente circulatorio que al final se instalará en alguna parte de nuestro cuerpo que esté desprotegido o débil. Muchas enfermedades provienen de un estreñimiento duradero y crónico además de una alimentación a base de comida basura.
- El frío, el mal tiempo o el contacto con alguien enfermo puede hacer que el microbio patógeno, la bacteria más común aquí es la Streptococcus pyogenes, entre en nuestro cuerpo y se implante en las amígdalas si nuestra resistencia a las infecciones es bastante pobre. Otros bichitos que pueden también causarnos amigdalitis son una gran número de virus diversos como el virus de Epstein-Barr o el del herpes simple.
- La parte emocional también influye así que muchas personas que no se expresan con claridad, que se guardan sus sentimientos suelen tener problemas de garganta, sobre todo de amígdalas, y aparecen cuando la persona está en un momento crítico emocional.
Si vamos al médico ya sabemos lo que nos a recetar: antibióticos como la penicilina y la eritromicina, antiinflamatorios y algún antitérmico para bajar la fiebre.
Si sois asiduos al blog,  sabréis que los antibióticos no son la solución ya que alteran nuestra flora bacteriana ya alterada (valga la redundancia) creando un gran desbarajuste interno volviendo más adelante a sufrir de la misma condición. Se convierte en algo cíclico y vicioso: amigadilitis-antibióticos-amigdalitis-antibióticos. La toma reiterada de antibióticos nos vuelve indefensos y debilita nuestro sistema inmunitario que lo hace propenso a coger cualquier tipo de infección futura. Es como si lleváramos un cartel en la frente que diga: ‘¡Adelante chicos, sois bienvenidos, esta es vuestra casa y podéis seguir destrozándome la vida!’.’

Streptococcus pyogenes

Streptococcus pyogenes

Si queremos mejorar, si queremos curarnos y dejar de tener esta infección (donde hay pus hay infección, es decir, pueden haber virus, bacterias o microbios insanos) debemos hacer unos cambios en nuestra alimentación para ayudar a nuestro cuerpo a curarse antes, a rehabilitarse. Debemos eliminar:
- Todo alimento refinado (arroces, pastas, panes blancos, bollería) y todo lo que contenga azúcar (que ya es mucho a eliminar).
- Toda proteína animal incluyendo embutidos y conservas.
-  Los lácteos y derivados, leche de soja, avena y trigo en todas sus formas ya que son alimentos que producen mucosidades y donde hay mocos encontraremos virus, hongos, microbios…
Debemos llevar una nutrición más limpia a base de arroz integral o mijo con verduras cocidas de temporada, algas y hacernos sopas de miso con kuzu para regenerar nuestra flora intestinal y alcalinizar la sangre y así ayudar a  expulsar la infección. Debemos incluir zanahorias, cebollas, nabos y apio por su acción depurativa, por sus sales minerales (hierro, fósforo, magneiso, manganeso y azufre) y por ser antisépticos y emolientes. Al igual que infusiones de jengibre o de kuzu con jengibre que calmarán nuestra garganta irritada eliminando los mocos, el pus y activando nuestra flora bacteriana intestinal. No soy partidaria de las infusiones con miel ya que a toda bacteria le encanta el dulce.
Un remedio casero es aplicarse una compresa de agua fría mojando en agua un pañuelo de algodón, escurrido, doblado y envuelto en el cuello y encima envolvemos de nuevo una toalla seca y se cubre todo con una bufanda de lana. La dejaremos puesta un mínimo de dos horas y debemos notar cómo el pañuelo se va calentando por el calor del cuerpo.
También podemos ponernos localmente bálsamo de tigre para aliviar.
Otro remedio es hacer enjuagues bucales con árbol del té o con agua oxigenada de grado alimentario diluido en agua destilada. Esta última no se encuentra en farmacias así que os paso la web dónde la compro: www.healthleadsuk.com
Os sorprenderéis de la cantidad de aplicaciones que tiene el agua oxigenada: infecciones vaginales, herpes, heridas, acné, infecciones bucales, hongos en los pies…
Veamos lo que Louis Hay nos cuenta sobre la parte emocional de nuestra garganta:
Garganta: Canal de expresión y creatividad.
Dolor, irritación garganta: Represión del enfado. Sentirse incapaz de expresarse.
Amigdalitis: Miedo, emociones reprimidas. Creatividad sofocada.
Anginas: Fuerte creencia en la propia incapacidad de hacerse valer y de pedir lo que se necesita.
Nudo en la garganta: Miedo. Desconfianza del proceso de la vida.
Problemas de garganta: Incapacidad para hacerse valer. Rabia reprimida y tragada. Negativa a cambiar.

Debemos de ser claros, directos; debemos aprender de nuevo a expresarnos, a ser fieles a nosotros mismos, a no ocultar nuestros sentimientos, a valorarnos para que así nuestro cuerpo no nos mande sus ‘mensajes’ (incomprendidos por muchos) como una amigdalitis, un dolor de cabeza, un cólico nefrítico o simplemente un repentino dolor de pie y tengamos que ‘despertar’ por narices.
Salud y Buenos Alimentos.
Yo Isasi
www.nutricionenecasa.com


GARGANTA PROFUNDA: AMIGDALITIS
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