Los Gauby, en Calce (Côtes du Roussillon), se explican mejor que nadie: "nuestro trabajo consiste en respetar el medio ambiente, en tomar a la naturaleza como aliada, fuente de inspiración que nos remite a múltiples formas de cultivo, dejando de lado productos químicos y de síntesis y usando solo preparaciones hechas en casa, a base de plantas (más de veinte) y otros productos naturales como aceites esenciales, el compost, etc".
"Se trata de un trabajo que nos permite obtener la quintaesencia de nuestros terruños y buscar la elegancia y la frescura en nuestros vinos. El objetivo es la preservación del equilibrio natural y mantener la libertad en nuestras elecciones. Somos y seguiremos siendo campesinos". Podría sonar a palabrería hueca, a marketing convencional en tiempos y para personas que buscan declaraciones y productos como éste. Pero yo conozco a Lionel Gauby. Ha heredado el conocimiento de su padre y ha desarrollado una sensibilidad especial, única, hacia ese paisaje casi virgen, árido, ordenado en suaves ondulaciones llenas de robledos y bosque bajo, en suelos calcáreos, de margas y de esquistos pizarrosos que poseen una complejidad aromática arrolladora.
Lionel ha penetrado en lo más profundo de la esencia de su tierra y hace ya unos años (por lo menos cuatro, desde que le conozco, bebo sus vinos y hablo de vez en cuando con él) sabe cómo llevarla a una botella. Él es como su tierra, como sus vinos y como las declaraciones que presiden su web: aprendo de sus silencios y de su mirada tanto como de sus botellas. Es íntegro, de una pieza y con ideas claras, nació campesino y viticultor en una tierra que se ha apropiado de sus saberes y de sus sentimientos para utilizarlo como transmisor allí donde podamos comprar una botella suya y beberla en paz y tranquilidad. Son vinos complejos y que requieren cierta atención, tanto los blancos como los tintos, desde este asequible (hablo del precio) Les Calcinaires Rouge (et blanc) hasta los insondables y profundos Coume Gineste y Muntada. Vinos que emocionan y que te hablan tanto de la persona que los ha hecho como de la tierra que le ha dado esa oportunidad y a la que él ha escuchado.
Este Calcinaires Rouge 2011 (13%, como para meditar sobre el cultivo en el campo de Lionel) es un Côtes du Roussillon Villages hecho de viñedos jóvenes, con un promedio de unos 15 años de edad. 15% garnacha tinta, 25% monastrell, 10% cariñena, 50% syrah. Despalillado al 100%, ha fermentado y macerado tal y como vino al mundo: con lo que lleva del viñedo, con sus levaduras, sin enzimas, sin acidificaciones, tal cual. Se ha criado durante diez meses en barricas usadas (20%) y en cuvas de acero (80%) y no ha sido colado ni filtrado. 5000 botellas de las que compraría todo lo que pudiera (sobre los 14€, en Cuvée 3000). Es un vino con luz, brillante, de intenso color púrpura. Empieza con algo de reducción en nariz y unos aromas de campo que tumban. Muy agradable, su boca te rinde sin más: todavía con algo de carbónico, es amable, fresca, tersa y redonda. Se trata de un gran vino para comer: acompaña, complementa, jamás tapa. Es un vino auténtico, con un punto salvaje casi, sabe a zarzamora, a ciprés, a cuero. Retiene aromas secundarios de la fermentación, hollejos y mosto en transformación. Un vino fresco, dicharachero y de Calce. Menudo lugar, qué gente...