Desde hace unos días se ha ido asentando en la ensenada de Llodero, en la ría de Avilés, un grupo de gaviotas cabecinegras Ichthyaetus melanocephalus. Este grupo oscila alrededor de las 10-15 aves, un número bastante alto tanto para las fechas en que estamos como para este enclave, donde lo más común es encontrar aves aisladas o bandos más pequeños. Lo interesante en este caso es que buena parte de estas aves son jóvenes del año, como se aprecia en la foto siguiente donde se observan dos juveniles y una adulta.
Observando de cerca a las aves juveniles se aprecia que ya han empezado a mudar a su plumaje de primer invierno, muda que es palpable ya en diversas plumas como las coberteras o las escapulares.
Como ya he comentado en otras ocasiones la gaviota cabecinegra fue muy rara en Asturias hasta finales del siglo XX. En esta época comenzó a apreciarse una notable expansión de la especie, primero en el este de Europa y luego en el oeste (sobre todo en Bélgica-Holanda), lo que provocó la llegada a la costa asturiana de aves invernantes, sobre todo en la bahía de Gijón. Parece ser que esta expansión continúa, y así en las islas británicas, donde muchas aves se monitorizan de continuo, se estiman ya entre 1500-2000 parejas, casi todas en el sur y sureste de Inglaterra (áreas de cría en verde).
La gaviota cabecinegra presenta una migración postnupcial por etapas, la primera de las cuales, tras la reproducción, se produce a los sitios de muda. Hasta ahora este primer movimiento era prácticamente inapreciable en Asturias, pero es posible que pueda adquirir cada vez mayor entidad si como parece continúa la expansión de la especie por el oeste de Europa.