
Podemos apreciar el gran contraste que existe con las que aún conservan la cabeza blanca propia del plumaje invernal, tanto que para los menos avezados pueden parecer dos especies diferentes.

Y también hay casos intermedios, aquí tenemos otro ejemplar que ya inició la muda, pero no está tan avanzada como en el anterior.

Lo cierto es que poco tiempo tenemos de observar a las cabecinegras en su bello plumaje estival, porque en marzo la mayoría ya realizan su viaje de vuelta a sus cuarteles de cría.
