En mis inspecciones gavioteras de finales de 2016 y comienzos de este 2017 por la playa de Bañugues una de las circunstancias que más me llamaron la atención fue el notable número de gaviotas argénteas Larus argentatus. De hecho pude superar mi máximo para esta especie, con un total de 11 aves juntas en la playa, un número excelente. La mayoría de los ejemplares presentes fueron adultos, con sus preciosas patas de un tona rosa claro y el dorso gris pálido.
En esta fotografía de abajo se la puede comparar con las otras dos especies habituales en Bañugues, las gaviotas sombría y patiamarilla. A diferencia de esta última, con la que más se puede confundir, la gaviota argéntea aún tiene la cabeza un poco rayada, las patiamarillas cantábricas por lo general presentan la cabeza de un blanco inmaculado.
En los grupos de gaviotas el dorso claro de la gaviota argéntea nos sirve para distinguirla aunque no le podamos ver las patas.
Un pequeño número de los ejemplares que localicé eran de otras edades, con lo que se puede comprobar bien la evolución en el plumaje y las características morfológicas de estas gaviotas. Así, alguna que otra se podía ver en su primer invierno, reconocible por sus coberteras bastante blancas y las escapulares nuevas con un tono pálido.
Las gaviotas de 2º invierno ya presentan bastantes plumas de tono gris en el dorso, además de otros rasgos, como el ojo claro con la pupila oscura.
En su tercer invierno ya buena parte del dorso es gris, con el pico ya en tonos más claros.
En esta edad, a un estado de muda más avanzado, ya los tonos de gris son mayoritarios, habiendo mudado también buena parte de las plumas coberteras. El pico ya es de tonos claros con la punta oscura.
Ya a partir de su 4º invierno muchas adquieren el plumaje de adultas que vimos al principio. Para un pequeño resumen de las edades he elaborado este cuadro donde se puede comprobar su evolución.