Revista Política
Merced a la memoria histórica española ya sabíamos que vivimos en el País de las Fantasías Animadas de Ayer y Hoy, en el que la Historia es reescrita a diario para legitimar los poderes más negros y desde luego, justificar las conductas de sus secuaces y beneficiarios. Hace unos días ví una miniserie en la 2 de TVE en la que se venía a decir que lo de la Inquisición Española "no fue para tanto" y que además había que situarla en su tiempo, en el que "estas cosas" (torturas, asesinatos, procesos sin ninguna clase de garantías) "eran normales".
Lo sucedido con la visita a España de Paul Kagame, presidente de Ruanda, añade un escalón más a esta pirámide de barbaridades. La feroz campaña desatada contra la persona que encabeza el Estado ruandés, en la que se le atribuye a él y a los actuales gobernantes tutsis y hutus moderados el genocido acaecido en Ruanda en 1994, equivale lisa y llanamente a atribuir a los judíos la existencia de campos de exterminio en donde habrían gaseado a los pobres arios alemanes, algo que ni siquiera el más delirante de los "historiadores revisionistas" filonazis se atreve a sostener; en todo caso éstos, con más inteligencia, niegan el Holocausto y sanseacabó.
Pero los medios de comunicación españoles, espoleados por algunos partidos políticos, ciertas ONG's y la Iglesia católica "nacional", de momento no niegan el genocidio ruandés: se limitan a cambiar el papel de los actores, atribuyendo el de asesinos a las víctimas y el de corderos inocentes a sus matadores. Una obra maestra de la indecencia en unos, y un prodigio de ignorancia en otros. Porque enorme ignorancia y no otra cosa es la que el diputado de IU Gaspar Llamazares ha exhibido tronando porque el presidente español fuera a recibir a su homólogo ruandés, atribuyendo a Kagame la condición de monstruo sanguinario y comparándolo con reputados asesinos africanos, como es el caso de Teodoro Obiang, el dictador que oprime y explota Guinea Ecuatorial.
Les refrescaré brevemente la memoria, y si quieren más información la encontrarán en mi post de febrero de 2008 "La Iglesia católica, responsable del genocidio de Ruanda".
En la primavera de 1994, como consecuencia de un proceso de diálogo político abierto entre el gobierno de la etnia hutu, mayoritaria en Ruanda, y la minoría tutsi, marginada por completo entonces en el país, el presidente hutu fue asesinado por los sectores duros del régimen, apoyados por Francia y el Vaticano, dos potencias que de manera mancomunada llevan décadas asociadas para mantener posiciones de dominio en África central y occidental. Desde la radio católica Radio de las Mil Colinas de la capital ruandesa se convocó a los hutus para que exterminaran a los tutsis; en sólo unas semanas fueron asesinadas a machetazos 800.000 personas, tanto los odiados tutsis como los hutus que se negaron a participar en la masacre. Los tutsis, que contaban con el apoyo de EEUU y de misioneros protestantes, se reorganizaron en Zaire y tras una corta guerra civil conquistaron Ruanda e impusieron gobiernos afines en Burundi, Uganda y Zaire. La derrota del colonialismo francés y vaticano en la región fue pues total, siendo substituidos por los EEUU y las Iglesias protestantes.
El gobierno del Frente Patriótico Ruandés (FPR) que encabeza Paul Kagame lanzó entonces una política de reconcialiación nacional incorporando a hutus moderados a su Gobierno, al tiempo que impedía represalias contra la mayoría hutu (gran parte de cuyos integrantes tienen las manos manchadas de sangre inocente), e iniciaba una depuración de responsabilidades entre los elementos hutus más significados durante el genocidio, que sin embargo no ha producido una sola condena a muerte en 16 años. La gran mayoría de presos fueron liberados en pocos años, permaneciendo encarcelados sólo aquellos cuya locura criminal daría envidia a los SS de Mauthausen más deshumanizados. Ocurre que entre estas fieras inspiradoras y ejecutoras de la bestial matanza hay un número importante de curas y algunos obispos católicos, aunque los que más responsabilidad tuvieron huyeron a tiempo y viven ahora tranquilamente bajo protección del Estado vaticano. Esta es la realidad de Ruanda.
Y en fin, no hay que olvidar que detrás de la intensa campaña mediática ante la que Zapatero se ha bajado los pantalones están peones de brega de la Iglesia católica tan significados como el argentino Pérez Esquivel o el español Mayor Zaragoza, que pilotan una llamada Comisión de la Verdad para Ruanda cuya misión principal es intoxicar, con éxito evidente por cierto, a la "opinión publicada" europea en cuanto tiene que ver con este asunto. Una vez más Zapatero ha mostrado ser extremadamente sensible a las presiones recibidas vía mediática, lo cual no por conocido deja de ser una mala noticia y una muestra de la poca categoría de este gobernante. Pero mucho peor que eso es el lavado de cerebro al que se está sometiendo a la opinión pública española, por el procedimiento de tergiversar una historia tan reciente que precisamente por razón de su proximidad a nuestros días está perfectamente documentada en las hemerotecas.
Dios escribe con renglones torcidos, dicen. Al parecer los hay que interpretan este viejo dicho de un modo distinto al tradicional, como si los crímenes cuya comisión fue de su responsabilidad por haberlos alentado o realizado materialmente pudieran llegar a convertirse en bazas a favor suyo por el procedimiento de ser vueltos contra las víctimas que los sufrieron, en una transferencia de responsabilidades que es cualquier cosa menos inocente o casual. Pero como digo, para lograrlo plenamente antes tendrán que quemar las hemerotecas de la época y lo que es más difícil, asesinar a todos los supervivientes del genocido ruandés.
En la fotografía que ilustra el post, tutsis asesinados durante el genocidio de Ruanda (1994) . Los cadáveres se hallan en la puerta de una iglesia católica, a la que habían acudido buscando refugio y donde fueron muertos a machetazos.