La cinta, inicialmente en dos dimensiones pero aplazada para darle más cartel con un 3D comercial, carece totalmente de originalidad argumental. Contiene todos los elementos de acción y unos cuantos del cine de ciencia ficción. El espectador debe estar ya cansado de ver cómo héroes de la patria, ídolos de la humanidad o guerrero mundiales intentan salvar al planeta de la destrucción total. ¿Cuántas veces los seres humanos fueron salvados? ¿Cuántas veces estuvieron a punto de morir? Basta. El único punto positivo de esta posible destrucción mundial es que lo plantea desde el punto de vista actual de la guerra nuclear de la que tanto se habla en los últimos años. Al menos en eso, sin pretenderlo o pretendiéndolo, la película alerta del poder de un botón que destruiría esta sucia y contaminada bola redonda.
Convertido el 3D en un elemento que aporta alguna escena interesante y brinda una espectacularidad que no tendría en 2D, unos ambientes futuristas y unos grandes paisajes (el Himalaya, el mejor) dan lugar a una historia protagonizada por Dwayne Johnson (El regreso de la momia, y más mezclas entre acción y comedia romántica), Channing Tatum (Magic Mike, Enemigos Públicos), Adrianne Palicki (conocida por la serie televisiva Friday Night Lights), Ray Stevenson (de Roma y Dexter) Arnold Vosloo (el malo de La Momia y El regreso de la momia), Lee Byung-Hun y, claro, Bruce Willis.
Amado y respetado como a ninguno en este blog, Willis es el gancho comercial de este film que pretende romper las taquillas mundiales. El mítico Willis sale muy poco tiempo en pantalla, pero esto no le impide mostrar su arsenal de armas, decir dos o tres bromas y disparar doscientas o trescientas veces.
Si Bruce Willis aparece como protagonista, ni hablar del rocoso Dwayne Johnson y la sensual Palicki, quienes encarnan al duro grupo de los G.I. Joe. Traicionados por la organización criminal COBRA, los Joe se las deberán ingeniar para poner las cosas en su lugar. En busca del éxito comercial mediante una trama fácil y una gran puesta en escena, G.I. Joe: La venganza consigue enganchar pero no aporta ese plus que la convertiría en una película recomendable. Seguramente le irá bien en taquilla, pero solo servirá para pasar un rato comiendo palomitas.