Tosta de foie con pistachos.
Por fin es viernes. Hoy toca salida otra vez, cosa que ya se ha convertido en costumbre, y afortunadamente no solo nuestra, las calles están a rebosar de gente con ganas de disfrutar del fin de semana que acaba de empezar. Esta vez volvemos a Ginkgo Biloba después de más de un año para subsanar un más que posible error de criterio. Hace meses una lectora me lo aconsejó y creo que de manera muy acertada. Llegamos a la tapería de la calle Sancho sin reserva ya que en su política está la no admisión de reservas. Cosa que como dije en su día es comprensible por las reducidas dimensiones del local. Para ser sincero, teníamos un plan "b" pues estaba casi seguro que no encontraríamos mesa para 6. Al final hubo suerte porque las buenas temperaturas nocturnas de octubre les permite mantener la terraza abierta con lo que pueden doblar la clientela. Nos sentaron en una mesa de dentro que acababan de despreciar tres jóvenes fumadoras que preferían el vicio a la comodidad del aire acondicionado. ¡Qué casualidad! En la mesa continua estaba sentado el ilustre escritor Jerónimo Tristante. Pensé acercarme a él para ver si se me pegaba algo de su buen hacer literario y así combatir las críticas literarias que últimamente estoy recibiendo por parte de un anónimo lector.Enseguida el camarero trajo la breve aunque variada carta en formato cuartilla plastificada a la vez
Lasaña vegetal.
que nos tomaba nota de las bebidas. Yo pedí directamente vino, Joven de Silos. Creo que deberían, ya que tienen, según dijo el camarero, unas veinte referencias de vino, hacer una carta para facilitar a los clientes la elección. La carta es muy interesante aunque un poco difícil de interpretar, por lo que tuvimos que necesitar varias ocasiones ayuda, que todo sea dicho fue muy útil. Platos con nombres como pollo Ginkgo, lasaña de la casa o crujiente de verduras pueden encerrar detrás de sus nombres un amplio espectro de posibilidades. En camarero nos explicó todas las dudas que tuvimos e incluso recomendó de manera muy acertada las cantidades que deberíamos pedir.Con las bebidas y habiendo sido advertidos de que algunos platos tardarían un poco, trajeron un plato de encurtidos para pasar el tiempo. Estábamos cómodos, a buena temperatura gracias al aire acondicionado y en buena compañía. Esta vez no teníamos nada de prisa. Desde nuestra visita anterior, el aspecto del local apenas ha cambiado. Sillas color pistacho a juego con la paredes, grandes cristaleras a la plaza y una iluminación demasiado tenue que para los que no gozamos de buena vista dificulta la lectura de la carta.Canelón de cordero.
De la decoración del local ya hablé en mi primera visita, así que vamos a pasar a las tapas que probamos sin más demora. Como decía, la carta era muy interesante, y a pesar que compartimos la mayoría de las tapas, hubo muchas que nos quedamos con ganas de probar. Tapas como el ossobuco y polenta, tosta de pesto, mozzarella y jamón, o verdura romescu y torta del Casar. Pero bueno, centrémonos en lo que sí probamos y no en la que pudo haber sido, pero no fue. Rompimos el hielo con la Lasaña de la casa. Una lasaña de verdura, donde predomina la berenjena. La sirven coronada de una manera muy acertada por un poco de sobrasada creando un contraste acertadísimo. Muy recomendable. Después, con Italia como nexo de unión, pedimos unos raviolis de foie que habían cambiado ligeramente. También cumplía con las expectativas de manera sobrada.Con la siguiente tapa la cosa, para algunos, se torció. Fue una tosta de foie, pistacho y cebolla caramelizada. Era exactamente lo mismo que pedimos en nuestra anterior visita con un pequeño matiz, ahora hay tosta donde antes era tartaleta. Es una tapa simple donde el sabor y textura del foie es lo que predomina. También he de decir que ha mejorado mucho con el cambio de la tartaleta industrial por una rebanada de pan de cristal. Muy interesante para los amantes del foie. La última tapa que probamos fueron unos novedosos canelones de cordero. No se que me gustó más si el canelón, o la salsa que lo bañaba. ¡Deliciosa! Estaba tan buena que nos pareció que llevaba demasiada poca. Fue una gran tapa que puso fin a lo salado para dar paso a los postres. Ahí flojea un poco la cosa al tener solamente cuatro opciones. El canutillo de Idiazabal, entre otros, ha sido retirado de la carta. Elegimos probar la tarta de zanahoria y chocolate blanco, y repetimos con la torrija caramelizada. Definitivamente me quedo con la torrija. El coulant y la crema de Maracuyá con galletas Oreo lo dejamos para otra ocasión.
Al pedir los cafés y la cuenta, nos obsequiaron con unos chupitos que degustamos mientras esperábamos cumplir con nuestra obligación. Esta no fue nada desorbitada, más bien todo lo contrario. Menos de veinte euros por cabeza, y aunque es cierto que prácticamente todo fueron tapas para compartir, tienen unos precios muy de acuerdo con el coste del producto y la situación. Es llamativo que los precios apenas hayan subido unos céntimos en todos estos meses.
Reflexionando desde la crítica anterior a esta, habiendo cambiado muchos las circunstancias, no se si estaba equivocado desde el minuto cero, que una mala noche la tiene cualquiera o que han evolucionado de manera muy positiva, pero creo que Ginkgo Biloba en relación calidad precio es de lo mejor que podemos encontrar hoy día en las calles de Murcia. Ginkgo Biloba está en la calle Sancho número 5 y el teléfono de contacto es 637268188, aunque solamente hacen reservas para más de 7 comensales.
Tarta de zanahoria con chocolate blanco.