A Good Hair es un documental que partiendo de un tema, a priori, frívolo explora aspectos sociales, económicos y culturales con precisión y humor. Chris Rock es el maestro de ceremonias de esta historia sobre las razones que impulsan a las mujeres afromericanas a gastar muchísimo dinero en tener el pelo liso. Según Rock todo empezó cuando su hijita le preguntó porque ella tenía un pelo malo. Es decir afroamericano y no lo tenía liso como casi todas las mujeres negras que salían por televisión. Esto llevó al actor a investigar sobre esa cuestión.
Un documental interesante que me sorprendió gratamente. Rock entrevistará a gente de todo tipo aunque mis partes favoritas son aquellas en las que salen los famosos, actrices y cantantes que explican porque han optado por alisarse el pelo o no. Muy revelador.
Las mujeres afroamericanas pasan por auténticas torturas para conseguir ese ideal de buen pelo. Usan alisadores químicos que queman la piel, que a la larga provocan calvicie y que resultan nocivos para la salud. Empiezan muy jóvenes con estos productos. En el documental se ve a una niña de cuatro años pasando por ese proceso.
Conoceremos el mundo de las extensiones, algo que me dejó helada. El precio de esas extensiones es astronómico, el cuidado de las mismas es una esclavitud. El comercio del pelo desde la India (exportador mundial) hasta Estados Unidos es enorme. En la India los devotos sacrifican sus melenas a los dioses, ese pelo es vendido por los templos a los distribuidores y la mayor parte de ese pelo termina en la tierra de Obama. Esas extensiones cuestan mucho pero las mujeres sacrificaran cualquier cosa por poder tener una larga melena lisa. Demencial. Así que tenemos a gente con sueldos bajos, la población negra estadounidense es un grupo bastante desfavorecido, que son los principales destinatarios de esa industria de las extensiones. El pelo de los pobres de la India acaba en la cabeza de las mujeres negras de América a precio de oro. Extensiones de mil dólares en mujeres que viven al día. ¿Cómo es eso posible?
En algún momento se explica como esta obsesión por el pelo afecta a la autoestima de las mujeres que creen que encontrarán mejores trabajos y pareja si tienen un pelo lacio que si lo tienen afro. La vida sexual también se ve afectada por el uso de extensiones. El sexo no es tan íntimo ni fogoso, parece ridículo, pero es cierto.
También se ve en el documental un concurso de estilistas, expertos en pelo afroamericano, que se hace en Atlanta. Interesante ver como todo en América es espectáculo, hasta un corte de pelo.
Al final te das cuenta de todo lo que mueve la industria del cabello de los afroamericanos, de como llega a afectar a todos los aspectos de su vida y de que el pelo liso ideal es una obsesión esclavista para las mujeres negras. Es una nueva forma de dominación. Además el negocio montado en torno a las extensiones es fascinante. Los indios devotos ofrecen ese pelo a sus dioses pero su pelo puede terminar por cinco mil dólares en la cabeza de Raven. Escalofriante.