Desde hace muchos meses uno de los artículos más leídos de este blog es sobre Autofocus, el sistema de productividad de Mark Forster, lo que indica un gran interés por el tema. Durante algunos meses también, yo mismo he sido un ferviente defensor de Autofocus. Así que puede que a más de uno le resulte extraño que publique ahora este artículo.
Después de casi un año desde que descubrí Autofocus he tenido oportunidad de probarlo exhaustivamente. También de compararlo con GTD, el enfoque de David Allen. Y hoy creo que ha llegado el momento de compartir con todos vosotros mis conclusiones.
Además de practicar Autofocus, durante los últimos meses he dedicado mucho tiempo a profundizar en el estudio de GTD. Entre otras cosas, he releído varias veces, no solo el libro fundamental sobre el que se asienta GTD, “Getting Things Done”, sino también su secuela “Making It All Work” –que por cierto, coincido con José Miguel Bolívar, me parece mucho mejor que el primero.
Para ser breve, mi conclusión final, y que siento debería haber sido obvia en primera instancia hace muchos meses, es que GTD es un enfoque sistemático, completo –holístico, como les gusta decir a muchos hoy en día–, mientras que Autofocus no pasa de ser un simple método para gestionar listas.
O dicho de otro modo, GTD es la mejor forma de ser productivos, estar organizados, trabajar sin estrés y alcanzar nuestros objetivos. Al día de hoy no se ha inventado –o descubierto– nada mejor. Tanto es así que cualquiera que intenta aplicar a su vida productiva algo que no sea GTD siempre termina tratando de adaptar conceptos de GTD, como las listas contextuales, o la revisión periódica del sistema.
Reconozco que el método de Mark Forster ha ayudado y sigue ayudando a muchas personas a organizarse mejor. Pero seamos sinceros: Autofocus es muy limitado e incompleto. Funciona como tratamiento de choque si partimos desde la absoluta ausencia de método. Pero una vez alcanzado cierto nivel de control, no nos podemos quedar ahí. Definitivamente, para maximizar nuestra productividad personal es necesario implementar los principios de GTD. No hay escapatoria.
GTD ha pasado la prueba de los años, ya casi 10. Con cientos de miles de practicantes en todo el mundo, ha resultado ser un enfoque sistemático que funciona en la práctica, no solo en los libros. La suma de principios sobre los que se apoya han sido verificados una y otra vez, tanto por psicólogos como por los propios practicantes. Y la prueba definitiva es que todo el que no usa GTD de forma directa, trata de aplicar y adaptar sus principios de una u otra forma.
Así que no podemos eludir la realidad: GTD es el camino. Podemos estar practicando Autofocus, o métodos de productividad más o menos exóticos, pero en el fondo siempre sabremos que GTD es la mejor opción. No dejemos que el miedo o la pereza se convierta en una excusa para alcanzar la verdadera excelencia productiva.
¿Por qué crees que no utilizas GTD? ¿Cuál crees que es el mayor impedimento? Comparte tu experiencia en un comentario.