Revista Coaching

GTD: No te quedes a medias

Por Elgachupas

El fenómeno de la productividad personal ha generado mucho ruido en los últimos tiempos. Cada vez más personas conocen GTD, el método de organización personal de David Allen. Y cada vez son más los que se suben a este tren con la esperanza de ver reducido el estrés al que se ven sometidos diariamente por la internaminable lista de responsabilidades, tanto en la oficina como en casa.

Para ser sincero, el éxito de GTD no es en absoluto regalado. En verdad ha supuesto un extraordinario cambio de paradigma en la forma de organizarse y trabajar de muchos profesionales, entre los que me incluyo. Los resultados empiezan a percibirse prácticamente desde el momento cero, apenas después de unas horas empezar a utilizar el método. Así que es lógico que David Allen haya terminado por convertirse en uno de los gurús de la productividad personal de hoy en día.

Pero, ¿cuál es en realidad el secreto de esta efectividad casi inmediata de GTD? Es algo que casi ninguno de los métodos de organización personal clásicos –los llamados métodos de gestión de tiempo– han conseguido a lo largo de los años, y se llama toma de CONTROL.

Mediante el desarrollo de una serie de hábitos, GTD consigue que organicemos de forma efectiva todos nuestros compromisos –en el sentido más amplio del término–, y liberar nuestra mente de la responsabilidad de tener que recordarlos. De esa forma, en muy poco tiempo, adquirimos la tranquilidad necesaria como para empezar a usar nuestro cerebro de manera mucho más creativa. Y ello se traduce rápidamente en la sensación de que por fin tenemos el control de nuestro universo personal.

Ahora bien, no nos engañemos. Hay otras técnicas y métodos de productivad que consiguen algo muy similar a GTD, al menos en cuestión de control. Por ejemplo, el método Autofocus, del que ya he hablado anteriormente –por cierto, que Mark Forster, su creador, ha publicado después una variante más ágil llamada SuperFocus–. A pesar de lo que opinan sus detractores, estos métodos funcionan en la práctica… siempre que no seamos muy exigentes con lo que esperamos de nosotros mismos. El verdadero problema surge cuando queremos ir más allá de la simple toma de control.

Cualquier método de gestión de tareas moderno, incluido Autofocus, puede ayudarnos a sacar adelante el trabajo que va surgiendo, de una manera más o menos eficiente. Lo que generalmente no pueden hacer es darnos DIRECCIÓN, o lo que es lo mismo, hacernos personas más eficaces.

Ser eficaz significa hacer lo que tenemos que hacer, de acuerdo a un plan o estrategia específica que nosotros mismos hemos diseñado. A nivel personal eso significa cumplir nuestra misión, así como todas las metas y objetivos que emanen de ella.

Como puedes ver, lo verdaderamente interesante de organizarnos viene después de tomar el control de nuestra vida: actuar con una dirección en mente. Ningún método –salvo GTD– proporciona las herramientas para conseguirlo.

Por eso, utilizar GTD para organizar tus listas de tareas y tomar el control es como utilizar un programa de hoja de cálculo para hacer sólo sumas y restas. O sea, un total y absoluto desperdicio.

Como reza el eslogan de un anuncio institucional mexicano para promover la renovación de la credencial de elector: no dejes las cosas a medias. Sácale todo el potencial a esta herramienta, ve más allá de las simples listas y deja que te cambie la vida. A mi me la ha cambiado.

Y tú, ¿utilizas todo el potencial de GTD? Comparte tu experiencia en un comentario.

Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.

Foto por Anónimo
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