Revista Coaching

GTD para dummies: control y perspectiva

Por Elgachupas

GTD para dummies: control y perspectiva

Llegamos al ecuador de la serie, y merece la pena hacer una pequeña pausa en la descripción de los distintos hábitos GTD para introducir un par de conceptos fundamentales, que forman parte de la misma moneda que es GTD: el control y la perspectiva.

En realidad, ningún método debería llamarse de “productividad personal” si no nos proporciona los medios para tomar el control de nuestro día a día, y al mismo tiempo nos permite integrar dicho control a diferentes niveles de perspectiva, desde los proyectos a medio plazo hasta nuestro propósito en la vida, pasando por nuestras metas y visión a largo plazo.

Tomando el control

Muchos métodos de organización se centran primero en hacernos descubrir lo que queremos en la vida. Eso está muy bien, y en teoría así es como habría que empezar. Pero lamentablemente, en la práctica, las cosas no funcionan así.

Difícilmente podemos centrarnos en definir nada a largo plazo –mucho menos nuestro propósito y visión–, si constantemente se nos olvidan los compromisos o vivimos en un estado de estrés continuo.

David Allen, con muy buen criterio, nos aconseja empezar al revés. Primero tomar el control de nuestra vida diaria, y después ganar perspectiva y dirigir el barco hacia el puerto que queremos. Al fin y al cabo, esa debería ser la meta final que todos deberíamos perseguir con la productividad personal: dirigir nuestras acciones hacia la consecución de las cosas que queremos.

Como os habréis podido dar cuenta, todos los hábitos que hemos visto hasta ahora en GTD para dummies van dirigidos a tomar el control del día a día. Solo nos queda un hábito, que es la bisagra entre el control y la perspectiva: la tan cacareada revisión del sistema. Esa será nuestra siguiente parada en la serie.

Ganando perspectiva

Pero, ¿qué es exactamente ganar perspectiva? ¿Y cómo se consigue?

Algunos autores proponen hacer una lista de nuestros objetivos a medio y largo plazo, y revisarla de vez en cuando para mantenernos enfocados en lo verdaderamente importante. GTD va mucho más allá, definiendo toda una serie de elementos a diferentes niveles –hasta 5 distintos–, que nos ayudarán de diferentes formas a canalizar nuestros esfuerzos.

El primero de dichos niveles es de los proyectos que tenemos en marcha. Dichos proyectos deben asegurar el desarrollo adecuado de las distintas áreas de responsabilidad que hemos asumido, tanto a nivel personal como profesional.

En un símil aeronáutico, estos dos primeros niveles serían a 10.000 y 20.000 pies de altura. Son los niveles más próximos al nivel de tierra, el de las siguientes acciones. En cierto modo ya hemos tratado un poco con el nivel de 10,000 pies al hablar de los proyectos, pero hay mucho más que decir en cuanto a perspectiva se refiere, como veremos más adelante.

Por otra parte, casi todos tenemos una serie de objetivos y metas a medio y largo plazo –nivel de 30,000 pies–, algunos de ellos fijados durante los propósitos de fin de año. Dichos objetivos dan soporte a nuestra visión, es decir, cumplirlos irán conformando una idea de lo que queremos ser y tener a 3-5 años vista –nivel de 40,000 pies.

Finalmente, nuestra visión no es otra cosa que el resultado de llevar a la práctica un propósito de vida, la respuesta al por qué creemos que estamos en este mundo –ayudar a los demás, desarrollar nuestras capacidades, disfrutar al máximo, dejar un mundo más habitable a nuestros hijos…

Nuestro propósito, junto con los principios personales que rigen nuestra conducta y nuestras decisiones, conformarían el último nivel de perspectiva, el de 50.000 pies.

Qué viene ahora

Definir cada unos de estos niveles no es una tarea sencilla, y generalmente no es algo que uno pueda hacer en una sola sesión. Muy al contrario, les vamos dando forma poco a poco, a base de vivir y descubrirnos a nosotros mismos. De hecho, no es raro que el contenido de los distintos niveles vayan cambiando a lo largo del tiempo, incluso los superiores, en función de muchos factores internos y externos.

La segunda parte de esta serie la dedicaremos al estudio de cada uno de estos 5 niveles. Esta es sin duda la parte menos conocida y menos estudiada de GTD. Pero tened en cuenta que la inclusión de los distintos niveles de perspectiva, y su integración con los hábitos de control mediante las revisiones periódicas del sistema, es lo que hace a GTD un verdadero método de productividad personal.

Así que os espero. Estáis a punto de descubrir el corazón de GTD. Después de terminar esta serie no creo que os queden ganas de utilizar otros métodos ;-)

Artículo original escrito por Jero Sánchez. Sígueme en Twitter.

Foto por Rafa (via Flickr)
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