Revista Deportes

Guardiola va por ti

Publicado el 03 mayo 2010 por Eandres
Guardiola va por ti
No descubrimos nada nuevo si afirmo que el mundo del fútbol es un mundo plagado de extremos y, por qué no, de excesos. Un universo en el que la pasión golea a la razón y donde la creación de corrientes de opinión se ha convertido en una Champions League paralela a la que se disputa en el césped.
Viene a colación esta introducción porque me he quedado anonadado leyendo y escuchando opiniones, sentencias, juicios y valoraciones sobre Guardiola tras la eliminatoria pasada entre Barcelona e Inter de Milán.
Resulta que, después del éxito histórico del Barcelona la temporada pasada, Pep Guardiola se convirtió en un icono para todo el mundo del fútbol y, añadiría, para toda la sociedad. ¡Qué valiente en sus decisiones! ¡Qué conferencias de prensa! ¡Qué inteligente! Hasta cuando se rascaba la nariz (si lo ha hecho en público alguna vez) exclamábamos: ¡Qué estilazo!
Resulta que ahora, nada más perder la eliminatoria, tenemos que aguantar comentarios como que nadie entiende los cambios de Maxwell y Jefrén, que si ha perdido los nervios, que no es tan elegante como parecía, que si le puede la presión, etc, etc.
Podréis comprender que desde mi arista como entrenador, pues un entrenador lo es hasta la muerte aunque desempeñe otras labores, me suba por las paredes debido a la impotencia por la injusticia, desconocimiento y ciertas dosis de envidia que transpiran esos comentarios.
Vaya por delante mi declaración de madridista y mi confesión de que no conozco personalmente a Guardiola y que juzgo este asunto como simple observador y conocedor de la mente de un entrenador. Desde esa atalaya, no puedo estar de acuerdo ni con las exageraciones laudatorias del año pasado ni con las exacerbadas críticas del presente. Para reforzar lo primero, os diré que no creo en los entrenadores sobrehumanos (definición que él con sus actos y palabras siempre ha contrarrestado). Para refutar lo segundo, afirmaré que alguien que ha conseguido que su grupo alcance los éxitos de la temporada anterior no puede dejar de tener, de un día para otro, excelentes competencias para dirigir un equipo de altísimo rendimiento.
Los entrenadores somos muy conscientes que desempeñamos el rol del clavito en un abanico: somos pequeños, no generamos aire, no tenemos la estética de las varillas, pero somos la parte del todo que unimos, que coordinamos, que equilibramos una serie de distintas funciones, cualidades y personalidades en busca de conseguir un objetivo común en un entorno “huracanizado”. Fuera de todo esto, lo que queda es una industria que nada tiene que ver con el verdadero deporte, pero que mueve millones de euros, de ilusiones, de pasiones y, claro está, de intereses.
Tenía razón mi padre cuando me contaba que el deporte nacional, en esta querida España, consiste en crear ídolos para después recrearse en destruirlos.
Un abrazo a todos.

Volver a la Portada de Logo Paperblog