Revista Cultura y Ocio

Guerra y Paz: cuestión de peso

Publicado el 07 diciembre 2012 por Jdmora
Firma invitada: Sonia Tascón Martínez (@Tasconita) 
Quiero empezar bien, así que voy a ser sincera: aunque al final he decidido incluir en la cabecera de este artículo el título de esta gran novela de Tolstoi, he de reconocer que me han sobrevenido ciertas dudas antes de hacerlo. No suelo ser una persona indecisa, pero tenía, para este caso, motivos contundentes. 

Guerra y Paz: cuestión de peso

'Guerra y paz'
León Tolstói
Editorial: Alianza editorial

El primero de ellos es que al mencionar este título no soy del todo fiel a la verdad y puedo llevar a error a la persona que se disponga a leer este post. Esto hace que me aleje de mi propósito inicial de ser sincera, además de que puede provocar que este escrito pase a ser considerado como un auténtico engaño al lector. Todos los pronósticos eran malos, de ahí mis sobradas dudas. Y es que si seguís leyendo descubriréis que, a pesar de que explícitamente solo mencione 'Guerra y Paz', lo que voy a exponer aquí es perfectamente aplicable a otras obras del mismo formato. Si me he centrado en ella es porque ha sido la última que he leído de esta tipología, la que las personas más locuaces suelen denominar tochos. 
El segundo motivo es menos altruista que el anterior, y deja ver mi lado más cobarde y petulante. Esta razón, que tiene mucho que ver con el objetivo que me ha llevado a escribir estas líneas, es que me ha dado miedo que alguien, al ver escrito el título de esta novela en la cabecera, pasara, sin ningún miramiento, de leer lo que quiero escribir sobre el caso. Y eso acobarda a cualquiera. 
Pero ahí está el título y aquí mi postulado y el motivo de esta disertación: los tochos repelen a ciertas, a bastantes, personas. No pretendo cambiar el estado de la cuestión, pero sí al menos poner el asunto encima de la mesa.
Esto que hacen algunas personas de descartar una lectura por el tamaño del continente se llama prejuzgar. Los prejuicios, dejando a un lado la cuestión ética, son muy perjudiciales para quien juzga el objeto sin tener total conocimiento sobre él. La persona que anticipa su juicio y desecha la obra pierde la oportunidad de descubrir por sí misma lo que encierra ese gran conjunto de páginas. Eso, da igual cómo lo miremos, es limitarse, y reducir uno mismo sus propias experiencias es poco inteligente, porque siempre cabría la posibilidad de que le esperara algo bueno. Pero cuidado, no vayamos a deducir erróneamente y lleguemos a la conclusión de que todos los tochos tienen algo bueno, yo no he dicho eso. Yo he dicho que no por ser gordos son rechazables, que es una cosa bien diferente.
'Guerra y Paz' es una novela inmensa y tiene multitud de cosas buenas. La finalidad de este artículo no es hacer filología ni crítica literaria, así que vamos a quitarnos de en medio algunos de los términos que aparecen cuando se habla de esta obra —épica, epopeya, monumental— para hablar con un léxico que todos entendamos. Tolstoi sitúa la acción de la novela en Rusia, durante las guerras napoleónicas. Los personajes se mueven entre el campo de batalla, Moscú, San Petersburgo y los suntuosos salones de la nobleza rusa. Todo esto puede parecernos anticuado, y también podemos pensar que nos queda muy lejos ya. Es cierto que los escenarios pueden sernos ajenos, pero no lo que sucede en ellos. 'Guerra y Paz' trata del amor; del desamor también. Del fracaso y del deseo de gloria. Del valor, pero también del miedo. Del deseo y del desprecio. De las normas sociales. De que la felicidad existe, pero también la infelicidad. De la generosidad, de la envidia, de las apariencias, del respeto. De lo que se dice y de lo que se calla. De personas, de cómo viven en paz y de cómo viven en guerra. 
Las novelas enormes a veces lo son porque contienen mucho, porque dicen mucho y porque pasan muchas cosas en ellas. Hay otras veces que no se da esto, y te encuentras con obras grandes, que contienen poco y que no dicen nada aunque pasen muchas cosas. Para poder descubrirlo lo que hay que hacer es no desechar los tochos así sin más, al menos no sin haber hecho alguna averiguación sobre la novela en cuestión. Puede que aun habiendo preguntado en tu librería, en la biblioteca, a tu amigo el que se lo lee todo y a tu amiga la que solo admite clásicos de la Literatura universal, y aun después de leerte todas las reseñas de tus blogs literarios preferidos, te encuentres leyendo algo que no esperabas. Puede pasar, pero ese es un riesgo que merece la pena correr.

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