Revista América Latina

Guía para realizar una boatmovie

Publicado el 21 octubre 2014 por Javier Montenegro Naranjo @nobodyhaveit
Lo más importante en una boatmovie es la embarcación.

Lo más importante en una boatmovie es la embarcación.

Una película puede ser un ejercicio cinematográfico impecable donde no se cuente nada y todo sea puro efectismo. Lo más fácil es señalar a las superproducciones como ejemplo de esto, pero tampoco se puede ser tan oportunista; existen otros casos, como el de Reygadas, que por lo general uno sale del cine sin entender nada de la cinta pero aun así nos da la sensación de que se nos escapó algo, quizás todo. Por suerte, en esos momentos, cuando el desasosiego nos agarra por el pescuezo, nos queda el consuelo de no ser uno de los chicos-¿viste-qué-buena-estuvo-la-fotografía?, porque no hay nada más terrible que presumir de listos sin tener la menor idea de qué carajos pasó en la pantalla.

Pero entonces Ang Lee monta a un tigre de bengala llamado Richard Parker y a un indio (de los de verdad, no un aborigen) con nombre de constante matemática en un bote y te derrumba un poco esto de que las cintas deben transmitir algo. Primero abre con una anécdota light para explicar el nombre del protagonista, Piscine Molitor; tras esa broma introductoria, uno supone que la trama no irá muy en serio, aunque la narre un náufrago, el sobreviviente de una tragedia.

Después de un accidente marítimo durante una mala noche, Pi termina con cuatro animales en un bote salvavidas, pero luego de unas escaramuzas iniciales, tigre y humano quedan como únicos tripulantes de la embarcación y comienza la verdadera aventura: tiburones sin apetitos, una flota de peces voladores, plancton fluorescente, suricatas sin instintos, una isla asesina, una ballena con salto de Discovery Chanel incluido, dos tormentas de proporciones bíblicas: una hace naufragar un carguero japonés y la otra es incapaz de hundir un bote salvavidas, todo esto para amenizar el verdadero espectáculo: cómo domar un tigre en el medio del océano.

Argumento risible y cinta espectacular; a veces te dan deseos de montarte en una lanchita y perderte unos días con tal de disfrutar de los atardeceres y toda la belleza del mar. ¿Y entonces? Me regalaste una boatmovie con una fotografía de lujo, una historia de superación y sobrevivencia y un tigre que de existir un Óscar para animales, con la estatuilla entre las garras, se lo dedicaría a Di Caprio y su actuación en Titanic. Si están todos los ingredientes, ¿qué falla? Está bien, está basado en un libro, pero igual, ¿qué falla?

Nada falla. Ese es el chiste de Lee al final: te pude contar una historia más dura, más verosímil o el relato de un náufrago basado en hechos reales, pero preferí esta. Una buena historia, narrada con pulso, fantasía, humor. ¿Y entonces por qué la cinta zozobra? La respuesta la tiene Wilson, un balón de voli que ha impactado más en lo pop que Richard Parker. La vida de Pi no es una mala película, nosotros estamos jodidos por preferir un náufrago que habla con un balón a otro que doma un tigre.


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