Harold and Maude, la extraña pareja

A principios de los 70 una estrafalaria pareja formada por un joven con el extraño hobby de preparar en repetidas ocasiones su suicidio y una octogenaria amante de la velocidad, protagonizaban una comedia muy divertida y con una sabía apología por la vida y la libertad.

Harold and Maude se ríe de la muerte. ¿Podríamos decir entonces que se trata de una comedia negra? Pues no exactamente. Hay humor sí, pero hay drama, hay sátira social, hay referencias a la guerra de Vietnam y se tratan temas como el suicidio, la vejez o aspectos psicológicos como el síndrome de Edipo. Lo cierto es que es una película casi inclasificable. Una rara avis que supo captar la cultura hippy de la época y cuya única pretensión es que exprimamos nuestra vida al máximo.

Es precisamente esa rareza la que la hace todavía sorprendente cuatro décadas después. ¿Y cómo? Pues con unos personajes tan adorables como pintorescos y con varias situaciones –mención especial a las dos secuencias con el policía- que reparten surrealismo y carcajadas a partes iguales. La exquisita y pegajosa música de Cat Stevens –abrirán el spotify cuando terminen la película- ponen el lazo a un regalo de película como ésta.

Les puedo asegurar que no han visto una película así. Podrá gustarles más o menos, pero es de esas películas que no se olvidan. Y recuerden:

♫ Well, if you want to sing out, sing out
And if you want to be free, be free
‘Cause there’s a million things to be
You know that there are ♫  

PD: Sí amigos, la protagonista es Ruth Gordon. La actriz a la que habíamos odiado en La semilla del diablo, consiguió tres años después “redimirse” y conquistar al espectador con su locura y ternura. El primer papel -además de valerle su único Oscar- la hizo inolvidable, pero su interpretación como Maude agranda aún más ese papel, ya que demuestra el talento que tenía esta gran actriz.