Revista Cultura y Ocio

Hierba, de Raúl Perrone

Publicado el 15 abril 2016 por María Bertoni
Cobertura de Espectadores.

Cobertura de Espectadores.

¿Qué tiene en común Raúl Perrone con Sid Vicious y, para posible desconcierto de algunos espectadores, con Edouard Manet? La respuesta está en la banda sonora que acompaña el cierre de Hierba: un remix de la célebre versión de ‘I did it my way’ que el vocalista de los Sex Pistols grabó a fines de los años ’70. De hecho, como el pintor francés y el cantante punk británico en sus respectivas épocas, hoy el realizador argentino también subvierte cánones artísticos ‘a su manera’.

Perrone se aparta cada vez más, no sólo del cine que consumimos a diario, sino de aquellos cineastas que la crítica considera transgresores y/o visionarios por la osada relación que establecen con las nuevas tecnologías. Sin ninguna intención de seducir ni a las grandes audiencias ni a los guardianes de la vanguardia, Raúl sigue desandando el camino de la pretendida evolución audiovisual.

Así como P3ND3J05 y Ragazzi representaron una parada en el cine mudo, Hierba nos lleva más atrás en el tiempo: a la suerte de prehistoria que encarnan la pintura y la fotografía. El punto de partida es una reconstrucción trastocada de Le déjeuner sur l’herbe (trastocada porque Perrone cambió la posición de la mujer que Manet ubicó en un segundo plano). Ésta es la primera de una serie de intervenciones que liberan a los personajes del marco impuesto por la obra original, y que los deja a merced de un creador enmascarado y acaso más desenfadado que el pintor francés.

Hierba participa de la competencia oficial argentina del BAFICI.

Hierba participa de la competencia oficial argentina del 18º BAFICI.

Cuando se expuso en París a mediados del siglo XIX, El almuerzo sobre la hierba fastidió -incluso escandalizó- a más de un crítico. Le reprocharon varios aspectos además del desnudo de moral dudosa: por ejemplo que la dimensión de la tela era excesiva para un fresco social, que el decorado resultaba artificioso, que el abuso de luces y sombras había contribuido a cierta apariencia reprobable de collage. Sin embargo, Manet terminó sentando precedente con este trabajo que homenajearon artistas de la talla de Claude Monet, Pablo Picasso, el escultor Seward Johnson.

En la Buenos Aires del siglo XXI los detractores de Perrone le achacan defectos parecidos: por ejemplo, el realismo impostado en el retrato de muchachas de sexualidad perturbadora (Las pibas) y el exceso de artificio en la ocurrencia de homenajear a Carl Dreyer y a Pier Paolo Pasolini con una cumbiaópera de 2:40 horas de duración y ambientada en el conurbano bonaerense (la mencionada P3ND3J05).


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